Hace ya tiempo de la última San Silvestre Vallecana, aquella prueba que en sus inicios no estaba dividida entre la internacional y la popular. La primera mantiene su magia; la segunda, con 40.000 personas, tiene el truco de dar salidas faseadas, a distintas horas y divididas por sexo, para que no haya atropellos.

¿Es caro su precio de 21 euros? Antes de contestar, continuemos… Pues bien, hace dos meses tuvo la lugar la Behobia-San Sebastián, de parecidas condiciones que la prueba madrileña, pero con un precio de 40 euros. ¿Es caro su precio?

Independientemente de la bolsa del corredor, algo que la mayoría de los aficionados valora (no todos) y que a muchos motiva de cara a apuntarse a una prueba, las dos pruebas agotan dorsales desde hace años.

Da igual que haya habido algún problema organizativo en la edición anterior, da igual que se haya subido el precio en ocasiones respecto al año pasado. Sin ir más allá se puede decir que tiene el precio justo, que es el que los corredores han estado dispuestos a pagar.

San Silvestre Vallecana de 2013

Es cierto que hubo un tiempo en el que las carreras eran más baratas. En los 90, por ejemplo, y hasta mediados de la pasada década, lo que se pagaba era simbólico.

El motivo, que los ayuntamientos, boyantes por aquel entonces, las organizaban y asumían los gastos. Pero ahora, abandonando el barco aquellos, se han hecho de oro las empresas que organizan carreras directamente o para otras empresas, aquellas que quieren asociar su marca al running con un fin social.

Si la cosa va de un maratón, el precio se dispara. Y tiene sentido. Pocos se atreven a montarse la logística por su cuenta para correr 42 km. Pero no va sólo de necesitar apoyo. Al fin y al cabo 10 km los puedes correr por tu cuenta en cualquier momento… aunque, claro, la homologación de las pruebas, o su fiesta, o el exhibicionismo frente a los iguales, no son cualquier cosa a la hora de motivar al corredor.

Conviene recordar que la organización de una prueba vaya más allá de la pura homologación del recorrido: seguros, sanitarios, seguridad y servicios de antes y después del evento. Aunque en letra pequeña, siempre se puede dar con ellos. No es gratis.

 

Las cuentas claras... ¿Qué tal utilizar una infografía?

En los últimos tiempos ha empezado a generarse una corriente un tanto extraña. Que la mayoría de las carreras son un negocio, claman al cielo los más avispados. Por evidente, no merece la pena comentar.

O sí: es lógico que alguien que se ha esforzado en la logística de una carrera quiera recibir algo a cambio, sobre todo si ha hecho una inversión económica. Si la cosa no ha ido bien, siempre se puede no acudir al año siguiente.

Lo que no estaría mal es que los organizadores explicasen a los participantes a qué va dedicado cada euro de su inscripción. Las infografías son perfectas para ello y serían un contenido potencialmente viral. Y convendría no olvidarse de señalar la parte dedicada a beneficios. Las cuentas, cuanto más transparentes, mejor.

Qué si son caras las carreras, que si son baratas. Al final el precio de las carreras lo ponen los corredores. Al final, el precio lo pones tú.