El clásico es el del corredor agazapado. También el menos sorprendente porque a todos nos suena aquel ‘no he estudiado para el examen’, fruto de los mismos tipos de persona. Que si no ha corrido casi los últimos días, que si no tiene el día.

Dirá que una petición urgente en el trabajo le impidió entrenar o que cogió una enfermedad tropical. Aunque corre el riesgo de que le llegue un colega y descubra que está en mejor forma y más a tope que Marta Domínguez en sus buenos tiempos. ¡Qué tiempos

“Quizás se deba a una presión autoimpuesta, al miedo al fracaso, y sea esa una forma de quitarse presión. Lo hacen para sí mismos, no contra el resto de corredores”, afirma Ruth Paniagua, psicóloga del centro Ondas Theta, si bien añade que “podría haber muchas más causas”.

Lo de que los pacientes mienten lo popularizó, efectivamente, el doctor House. Aunque luego, descubres que cualquier doctor lo corrobora. Seguramente uno más nacional y más real, como el doctor Beltrán también nos lo explicaría. Pues bien, lo mismo ocurre con los corredores. Cualquiera que lleve tiempo con este deporte lo habrá vivido.

Otra modalidad de ‘liar runner’: sería como el yang del anterior (ying). Dice entrenar más que Mo Farah a las órdenes que Alberto Salazar. Te cuenta sus proezas en solitario y no das crédito. Y tampoco es que él mismo confíe mucho en lo que te está diciendo.

Al final, los días de la carrera nunca tiene el día y se desfonda, o dice haberse lesionado, y termina a duras penas. Esto es por, seguramente, no querer reconocer ante la tribu, una inferioridad que, curiosamente, a nadie le importa. ¿O no habíamos quedado que los corredores populares corren para sí mismos? Se entiende que este tipo de corredores no lo ven así.

Mentiras sobre sus lesiones

Más. También en el tema de las lesiones la cosa es curiosa. Si bien los hay que dicen no estar del todo bien y luego están que se salen, se da mucho un caso curioso: esconden sus lesiones.

La causa no se sabe bien. “Hemos detectado que los corredores mienten sobre sus lesiones”, manifestaba Víctor Hidalgo, podólogo de la Clínica del Pie La Malagueta hace unas semanas. Y es que Hidalgo hace una encuesta a los pacientes la primera vez que entran por la puerta de su clínica. Por eso lo sabe. “El motivo no lo sé, lo desconozco”, dice.

Quizás sea una especie de no querer reconocer ciertas debilidades. O presión por haber alardeado anteriormente del modelo de zapatillas anti pronación de última tecnología ante sus compañeros de rodajes.

Por último está el precio de las cosas que compran para correr. Muchos manifiestan precios inferiores al precio que compraron sus medias de compresión, sus airbags magufos para los pies o sus camisetas de tejido inteligente.

Normal… Los de marca blanca tienen propiedades similares y cuentan una quinta parte. Pues eso: los corredores, como algunos políticos, mienten más que los bellacos.