Está claro que para mejorar en un deporte, y más en el que prime la resistencia como el triatlón, el acumular buenos entrenamientos es sin duda imprescindible. Aunque no todo queda ahí.

El entrenamiento es la suma de muchos aspectos, no solo se trata de salir a correr, montar en bicicleta o nadar. Un deportista de alto nivel tiene que saber la importancia que tiene su posterior recuperación y la calidad de la misma, ya que esto influirá directamente en la correcta asimilación del entrenamiento.

Debemos de intentar que el deportista sea consciente de ello, así de esta forma valorará más la recuperación y le dará mayor importancia a toda ayuda encaminada a dicho propósito.

Muchos piensan que solo basta con entrenar y entrenar, con acumular semanas con elevados volúmenes e intensidades, y esto es así, pero con matices.

Necesitamos de estímulos de entrenamiento para conseguir rendimiento, pero tendremos que asimilar esos estímulos, debiendo de dar tiempo al cuerpo para asimilar toda esa carga, siendo el entrenamiento invisible, un pilar muy importante para que dicha asimilación sea correcta y no entremos en un posible estado de sobreentrenamiento.

Triatleta descansando

Este sobreentrenamiento puede entenderse a groso modo como un estado en el que nos podemos encontrar después de realizar entrenamientos extenuantes durante un periodo más o menos largo, sin una recuperación a la medida de la intensidad del entreno realizado, pudiendo acumular una alta carga de productos de desecho y con un alto valor de catabolismo (degradación muscular).

Algunas de las medidas más clásicas para potenciar este entrenamiento invisible son las siguientes:

1.- Llevar una buena alimentación e hidratarse de forma adecuada. Hay que tener en cuenta el deporte que se practica, el cual tiene un alto consumo calórico, por lo que nuestra dieta deberá ser sana, variada y en los casos en los que se acumula mucho entrenamiento, también deberá ser abundante, con el objetivo de no entrar en déficit calórico.

2.- Reponer, sobre todo con carbohidratos (junto con algo de proteínas), lo más rápidamente posible después del entrenamiento, ya que esto favorecerá la recarga de los depósitos de glucógeno y la posterior recuperación.

3.- Un correcto descanso. Dormir unas 8 horas al día y tener en cuenta los horarios de descanso serán indispensables para que el cuerpo se adapte a las cargas de entrenos. Realizar una siesta corta en los casos en los que sea posible, y más si se realiza doble sesión es de gran ayuda.

4.- Realizar una vuelta a la calma después de cada entrenamiento.