Viajar es lo que tiene. Preguntar a grupos de corredores de otros países suele tener un efecto balsámico para la curiosidad. También sirve para darnos cuenta de los tics de los corredores. ¿Te parece estúpido que haya modos diferentes de afrontar el famoso running, dependientes casi al cien por cien de la idiosincrasia de cada país? Espera y lee. Quizá reconozcas más de uno. La conclusión parece ir en una sola dirección: muchos españoles somos unos tipos la mar de competitivos. Aun corriendo a un nivel popular.

España en bloque pregunta si has ganado. Cuéntales que hiciste el medio maratón de Vigo o los diez kilómetros y, en tu oficina, cenando con tu consuegro o en el parque, ese no iniciado pero sociólogo deportivo te asaeteará: “Pero ¿has ganado?” O, alternativamente, “¿Cuánto te ha sacado el primero?”

Y es que todo se trata de vencer. ¿Terminar es vencer? No. Quedar el primero es vencer. Los españoles admiramos al que gana. Cosas de la Historia. Nuestros ídolos son Nuria Picas, Kilian Jornet, Martín Fiz o Fermín Cacho. Cuesta que cale la cultura de admirar al que más se esfuerza. Cosas del fútbol, quizá.

Tomarnos la vida como un combate de dos bandos lleva a los españoles a organizar y participar entusiasmados en carreras “de las aficiones”, o “norte contra sur”. Madridistas contra atléticos, sevillistas contra béticos. Eso nos da un punto de motivación. Somos bipartidistas congénitos. Así nos va.

¿Eres lento o muy lento? Te dará pavor presentarte a según qué carreras. Preferirás quedarte trotando en tu parque. Las salidas de algunas carreras son casi meetings de atletismo profesional. ¿Carreras de pueblo? Preséntate a pasar un buen rato. Verás cómo sale todo el mundo. Los tics en la salida, las conversaciones, se habla de puestos, podios, si hay trofeos para todas las categorías, de tiempos en meta y por kilómetro. ¿Fun running? Déjalo para otras carreras. Algunos dicen que “no se puede correr” porque les llenas las avenidas.

Si sales a correr con ese grupo, agárrate. Si eres nuevo te demostrarán cómo se las gasta el núcleo duro. Es ley. Viene un nuevo, guerra segura.

Variación samaritana. Sales con ellos, arrean y te esperarán. Cuando llegues donde están esperando, dirán “Vamos. Ya hemos recuperado”. Tú, claramente, no lo has hecho.

¿Crees que exagero o parodio sin razón? Aparte de no tener espíritu crítico ni sentido del humor, contrasta las siguientes cifras. Si haces 1h54 en el medio maratón, por ejemplo, de Getafe, Valladolid o Valdepeñas, estás en el último 20% del pelotón. Respectivamente y para datos de 2015, quedan detrás de ti solo 700, 350 y 190 finishers. En los medios maratones, por ejemplo, de La Haya, Manhattan o Berlín, por ejemplo, con 1h54 estás en la mitad exacta del pelotón. Por detrás aún habrá miles de corredores en meta. Son el sueño de un corredor popular español. Hacer 1h34 y llegar en el primer 10% del pelotón.

¿Somos así de competitivos? Mira el marketing de la velocidad. Explora la cantidad de aparatos electrónicos que se venden para controlar el ritmo de carrera. Fijate en los lineales de zapatillas en las tiendas. Una buena porción de las gamas son zapatillas denominadas ‘rápidas’, de asfalto o de competición.

No creas que solo compiten esos extraordinarios galgos de la parte delantera del pelotón. Muchos de nuestros compatriotas tienen guardado un excel o pegado en la nevera su plan. Un plan que te acercará a competir contra ese tiempo en meta. Ser ‘sub-’ es una etiqueta de calidad para muchos runners españoles. Quizá, aunque no estés en los parámetros de los diez puntos anteriores, ahora entiendas mejor el sentido de la pregunta del título.

Lo dicho. ¿Eres un/una picao/picá? ¿Reconocerías entonces a uno?