Después de muchos años acudiendo a carreras de todo tipo y siendo bastante observador (podría decirse que también un poco cotilla) he ido percibiendo las distintas supersticiones que tenemos los corredores. Y digo tenemos porque yo no me libro. También tengo mis manías, que no son pocas.
Las hay de muy diversa índole y algunas especialmente sorprendentes, seguro que tú también te has dado cuenta o tienes la tuya propia. No lo niegues, estás entre amigos, no va a salir de aquí.
Algunas de las más frecuentes de todas tienen que ver con el equipamiento que utilizamos en carrera. Desde tener unas zapatillas fetiche que te dan esos segundos necesarios para bajar tus marcas pasando por esa camiseta de tu club con más de 5000 kilómetros a sus espaldas y terminando por tus calcetines mágicos, esos que pese a tener 200 gramos en pelotillas y 4 agujeros remendados no los cambiarias por nada del mundo.
Otras supersticiones son de ámbito higiénico-personal. Los hay que el día de carrera les encanta estar en la línea de salida impolutos: duchados, afeitados, peinados e incluso engominados (gracias de corazón). Otros sin embargo se pasan al lado opuesto, piensan que cuanto más guarros vayan mejor les va a salir la carrera, barbas desaliñadas, sobacos que sobrepasan los índices de emisiones de gases del Protocolo de Kyoto, alientos que serían considerados como armas bacteriológicas… etc. Si alguna vez das con un compañero así en la salida de una carrera, que “Dior” se apiade de tu alma.
Famoso e indispensable es el ritual de la noche previa a la carrera. Colocar todo el material que vamos a necesitar el día siguiente encima de la cama. Lo mejor doblado y colocado posible, que tiene que salir chulo en la foto de Instagram.
Porque esa es otra, por mucho que coloques, revises y te cerciores que todo está en orden, si no haces la foto y la subes a tus redes sociales es muy posible que por arte de Vudú o alguna otra mala vibración tú carrera se vaya al traste. Por cierto, cuando subas la foto no olvides poner la mítica frase “Alea Jacta Est”. Con esto no garantizas MMP pero la parte épica ya la tienes ganada.
Alimenticias. Sí, también hay supersticiones de este tipo. No quiero decir con esto que cada uno no sepa lo que mejor le viene antes de una competición, pero en algunos casos se raya lo paranoico. He visto gente a punto de cometer un asesinato porque no encontraban un bar para tomarse un café antes de una carrera:
-¡¡ Si no me tomo un café no puedo correr!!
Ojos inyectados en sangre y temblor de manos recorriendo las calles aledañas a la salida buscando cualquier tipo de establecimiento que venda su oro negro. Una vez encontrado el cambio es total, pupilas dilatadas, ritmo cardiaco totalmente controlado y respiración tranquila. El mono ha pasado. Listo para correr.
También está un momento que tiene que ver con el ocultismo, algo que va más allá de la superstición. Cuando hablo de ocultismo hablo de ocultarse para soltar el último “lastre” antes de que suene el disparo de salida. Son muchos los que si no “desalojan” antes de correr no se ven capaces ni de correr 200 metros. ¿Superstición o momento “Bífidus”? Sea como sea hay que reconocer que es complicado correr teniendo que apretar los piramidales y los glúteos.
Como estas habrá muchísimas otras y seguro que tú también tienes alguna superstición para tus días de carreras. No te hagas el remolón o remolona y cuéntanosla.