¿Vienes a jugar una partida de pádel? No sé jugar, voy a hacer el ridículo. ¿Por qué no sales a correr? Me da vergüenza, corro muy despacio y la gente me mira. ¿Te apuntas a una carrera? Me da algo si quedo el último…

Rubor, sonrojo, timidez... Todas ellas parecen excusas absurdas como para renunciar a hacer deporte. Y, sin embargo, son demasiado frecuentes

Hay mucha gente que se queda en casa en el sofá por pereza, por falta de fuerza de voluntad, porque no le llama la atención en absoluto mover el esqueleto o porque prefiere dedicar su tiempo libre a otros hobbies, pero hay otros tatos -muchas más personas de lo que nos podemos imaginar- que no hace deporte, básica y tristemente, por vergüenza. Un pretexto difícil de entender entre quienes llevan toda su vida haciendo deporte.

Pero, ¿de qué sienten vergüenza los runners novatos?

Cuando una persona sedentaria comienza a correr, le preocupa sobremanera su lentitud. Una preocupación que es mucho más intensa si en su entorno hay corredores experimentados. El corredor novato se avergüenza de correr despacio y piensa que por ello será el foco de las miradas y diana de los comentarios de todos aquellos con los que se cruce en el parque.

Temen que les juzguen por su falta de velocidad, pero también por su manera o estilo a la hora de correr, por su manera de vestir, por su apariencia... Y, sin embargo, no se dan cuenta de que salir a correr es una de las decisiones más trascendentes e importantes que pueden llegar a tomar en sus vidas, que lo valiente es apostar por cambiar, dar el paso para llevar una vida mucho más saludable, ponerse objetivos y luchar por ellos…

Asimismo, son muchos los principiantes que suelen sentir pudor a la hora de realizar determinados entrenamientos, ya sean ejercicios de técnica de carrera, series o cambios de ritmo. Temen las miradas indiscretas o las risas del parque pero, sobre todo, las que pueden encontrarse en unas pistas de atletismo donde se pueden ver, de repente, rodeados de atletas profesionales o corredores más experimentados. ¡Como si fueran el centro del universo!

La ropa también puede llegar a convertirse en un auténtico obstáculo para salir a correr o ir al gimnasio a hacer spinning o unas clases de crossfit. Lamentablemente es demasiado frecuente escuchar a muchas mujeres que se sienten acomplejadas por su físico.

No quieren ponerse pantalones ajustados o shorts y reniegan de las camisetas de tirantes. Sólo ropa holgada y oscura. Afortunadamente, el boom en torno al running ha multiplicado la oferta de prendas femeninas, lo que, sin duda, ha ayudado a que muchas mujeres se sientan mucho más cómodas con la ropa con la que hacen ejercicio.

Y por si todo esto fuera poco, hay muchos  que reniegan de las carreras por miedo a llegar los últimos. Ven como algo humillante llevar al coche escoba pisándole los talones, ser el centro de todas las miradas cuando cruzan la meta en último lugar. Y no se dan cuenta de que quien nunca llega a meta es quien no lo intenta o no se esfuerza por conseguirlo.

Obviamente, a nadie le gusta llegar el último, puestos a elegir, seguramente preferiríamos ganar. ¿A quién no le gusta ganar? Pero seamos realistas, lamentablemente, es más que probable que nunca lo consigamos.

Pero, ¿acaso eso importa?, ¿es ése el motivo que nos empuja a correr? No. Entonces, ¿por qué nos empeñamos en buscar excusas para no calzarnos las zapatillas? Por eso, aparca tus miedos. No importa el qué dirán. Lánzate. Corre.