Antes de nada tienes que intentar mantener la calma, no te dejes llevar por el pánico, ser runner no es nada grave, o al menos no tan grave. Además, siguiendo unos sencillos consejos podrás asimilar, asumir e incluso disfrutar de esta nueva condición de tu señora esposa.
Lo de salir a correr habitualmente no es una enfermedad, todo lo contrario, es una sana afición que fomenta una vida más plena y saludable. Lo primero que tienes que hacer es no intentar quitarle de la cabeza su nueva afición, deja que se calce sus zapatillas y disfrute.
No intentes convencerla con artimañas y triquiñuelas como puede ser comprándola un curso de punto de cruz o un cuaderno de dibujitos "anti-estrés". ¡No seas merluzo!
Si no corres, ¿por qué no te animas y sales a correr con ella? ¿No te quejas de que nunca hacéis cosas juntos? Compartir kilómetros, sudores y dolores es una gran manera de fortalecer los lazos de la pareja. Eso sí, no seas quejica y estés todo el tiempo gruñendo: “¡Qué calor hace!”. “Me duele un tobillo”. “Vamos muy rápido”. “Me aprieta la taleguilla”. Compórtate y aguanta estoicamente.
Si por el contrario ya eres runner, aprovecha la coyuntura. ¿Qué puede haber más bonito que tu mujer comparta tu misma pasión? Anímala, sal a correr con ella a su ritmo, apuntaos a carreras juntos, hazle de liebre para que consiga batir sus marcas (o que ella te haga de liebre a ti).
Podéis planear viajes para conocer nuevas ciudades con la excusa de participar en alguna carrera. Eso sí, deja que viva su vida runner a su aire, las presiones e imposiciones no son buenas.
Uno de los problemas a los que te puedes enfrentar cuando tanto tu mujer como tú sois runners es a cómo poder conciliar vuestros entrenamientos con la vida y tareas familiares. Ante todo hay que saber compaginar vuestro hobby con el resto de obligaciones.
Hablad y coordinaos para que algo que os une no se convierta en una causa de problemas en vuestra vida en común, hay tiempo para todo si os organizáis. Así que ya estáis haciendo un ‘Excel’ para saber cuándo os toca salir a correr a cada uno.
Pero sin duda la mayor que ventaja que encontrarás del hecho de que tu mujer se haya hecho runner es cuando llegue el momento de tener que hacerle un regalo. ¡Se acabaron los dolores de cabeza!
Siempre tendrás una multitud de opciones entre las que elegir: unas zapatillas nuevas, unas mallas, una camiseta, un cortavientos, unos calcetines, un GPS, una inscripción a una carrera, un bono de fisioterapia… No me digáis que no es un auténtico chollo.
Como has podido comprobar, que tu mujer se haga corredora popular no es el fin del mundo, sigue estos simples consejos y no tendrás de que preocuparte. Si a pesar de todo sientes que no vas a poder con esta nueva situación en tu pareja siempre podrás recurrir a la MAR (Maridos Afectados por el Running). ¡Ánimo compañero!