Pues aparentemente lo es. Digamos que se ha convertido en una de las dos maneras de explorar el mundo que previamente ni imaginabas que existía. La otra redefine viajar como “un complemento más” y lo convierte en la base de esa carrerita. Es decir, estás de turismo pero has metido las zapatillas y un pantalón para trotar sea por donde sea.

Esas dos situaciones son fácil ejemplo de lo flexible que es esto de correr. En cualquier lado encajas una hora de ejercitarte, ducharte y tomar ese zumo reparador.

Evidentemente, estamos hablando de turismo. Otro día comentaremos cómo enchufarte una carrerita en mitad de un viaje de negocios, pero ahora estás de vacaciones.

1.- Vacaciones preparadas al cobijo de un gran evento. Puede ser el enorme tinglado social y deportivo del Maratón de Nueva York. Puedes haber venido a Madrid a participar en la San Silvestre Vallecana, o volado a Milán para su Stramilano, a París para su ‘semi’ o a Londres a correr en millas y no en kilómetros.

2.- Vacaciones activas. Solateras o rodeado de los tuyos, programas un bonito recorrido o un agradable enclaustramiento en el gimnasio del hotel y corres.

¿Y qué llevo?

Es evidente que, si el núcleo central del viaje es una carrera, todo es más fácil. Es mucho más peliagudo y se presta a disquisiciones éticas el hecho de engatusar a tu familia. Alrededor del “cariño, ¿y si vamos a Roma?” existe un halo maléfico donde residen el hotel, la inscripción, la comida de la pasta y la siesta para reposar antes y después del maratón de Roma. Que es a lo que vas. Pero sobre ética ya hablaremos. O, si lo deseáis, podemos tirarnos los trastos en Twitter (@_spanjaard).

Estás en casita. Faltan apenas unas horas para salir de viaje. Andas preparando lo básico. Para qué vamos a engañarnos, no tienes la mente fría en estos momentos. Pero, de tenerla, deberías afrontar los siguientes inconvenientes logísticos.

Agárrate. ¿Para qué llevar entonces mucha ropa de abrigo? ¿Preparo un maletón gigante con tal de poder meter mi calzado de correr? ¿Y las capas interiores? ¿Guantes? ¿Gorro? ¿Mallas largas o cortas?… Yo lo reduzco a un irónico ¿Qué haría Murakami en mi lugar?

Corredores en una maratón

Ya. Pero ¿qué demonios llevo?

Lleva la ropa más sencilla que tengas para correr. Mira primero las condiciones del tiempo y acomódate a ellas. Es evidente que no podrás presumir de esa camiseta tremebunda del medio maratón del Risco de los Funambulistas. Probablemente viajes a un sitio donde no se hable tu idioma y tampoco puedas explicotear tus tiempos en diez kilómetros o cuántos abdominales haces después de comerte medio cochinillo al horno.

Lo básico, básico, es más fijarse por dónde vas a poder correr. Cuánto tiempo vas a quitar a tu agenda para correr. Y que no eres Edurne Pasabán. Repesco estos ya viejos consejos de un más viejo aún corredor.

1.- Prepara de antemano un mapa o descarga un track en tu móvil con las posibles escapadas desde y hasta tu hotel. Ir a correr con un papel en la mano no es incómodo si te salva la vida.

2.- Sé razonable.  Acomoda tu esquema de entrenamiento a la realidad: mejor sesiones de 40 minutos y unos sprints, que la tirada larga.

3.- Estás en un lugar extraño. No es tu barrio. Puedes viajar a Los Angeles o a Paris y encontrar zonas amables para correr, pero posiblemente no estén tan acostumbrados a un loco saltando carriles sin mirar en otros destinos (aquí puedes parar ahora e imaginarte corriendo por Hong Kong o Las Vegas.

4.- Lleva una pequeña riñonera y que te sirva para documentación, dinero en moneda local y bebida. Si estás en la Costa Blanca alicantina no te hará falta pasaporte. En principio.

5.- Vuelve sano y a tu hora al hotel. Viniste a descansar o en un grupo que te espera para hacer turismo. No retrases a tu entorno por mucho que odies a tu marido o...

6.-Contacta con websites que te indiquen rutas para correr, con corredores locales que te orienten sobre particularidades de la ciudad, usa Twitter o Facebook para algo útil por una vez en tu vida.

7.- Pregunta en recepción si tienen alguna experiencia recomendando sitios para runners visitantes, aunque siempre como última opción y mejor la noche anterior que a las cinco de la mañana.