El correr siempre fuerte es cosa de atletas aficionados. A los profesionales nunca les da por ahí. Qué cosas. Pero es que tienen la experiencia suficiente como para saber que los rodajes lentos son una bendición cuando llegan, y suelen llegar después de una jornada demoledora, en la que las piernas estaban diciendo y sólo la cabeza y el objetivo de turno, quizás la gloria en una competición, invitaban a continuar hasta la extenuación.

¿Qué quieres demostrar? ¿No habíamos quedado en que lo bueno de correr es que aunque corras con gente, estás corriendo contra ti mismo, en un afán de superación personal? Lo cierto es que si consigues que esos capotes rojos se vuelvan invisibles para tu instinto animal (MUUUUUUUU!!) y que tu cerebro funcione como el de un ser humano, saldrás ganando a medio y largo plazo.

Porque es en los rodajes lentos, a pulsaciones bajas, cuando el cuerpo asimila los ritmos altos de otros días, descansa y recupera energía de forma activa. Es en ese tipo de entrenamientos cuando los músculos se reponen de esfuerzos anteriores y aprenden a no tirar exclusivamente de glucógeno y a obtener la energía, también, de las grasas.

Son los rodajes a velocidad fácil los que te alejarán de las lesiones. Y son, curiosamente, los que te permitirán correr más rápido, otro día, quizás el día de la carrera que te hayas puesto como gran objetivo. Y ganarte a ti mismo y puede que a tus compañeros de oficina. Que competir no es malo, pero se debe hacer cuando toca.

Aún hay más. Gracias a no estar siempre corriendo a tope lograrás tener más probabilidades de ser un corredor longevo frente a esos corredores que sufren retiradas prematuras y que suelen contar batallas de cuando corrían. "Ya, una lástima ¿Y ahora cuánto haces en diezmil? Ah, que no corres, porque en su momento corriste como pollo sin cabeza, encadenaste varias lesiones seguidas y lo tuviste que dejar…".

 

Los profesionales aprenden a aburrirse con salidas tranquilas

Lo cuentan todos los que han expuesto públicamente sus planes. Desde los keniatas a los europeos, pasando por correr dos veces al díaos japoneses. Aunque corran el maratón a 2 minutos 58 segundos por kilómetro o a 3 minutos 10 segundos cada mil metros no significa que siempre rueden así. Claro, hacen series a ritmos más altos, pero también ruedan a ritmos bajos, superiores a 4’ el kilómetro de vez en cuando. Muy superiores en ocasiones. A veces no les gusta, pues la sensación de velocidad es siempre agradable, pero deben hacerlo. Igual deberían hacer los corredores aficionados: Correr, en ocasiones, muy por debajo de sus posibilidades

Hay cosas de los atletas profesionales que no deben ser copiadas por aficionados sin preparación o base, como correr dos veces al día o sus altos kilometrajes. Pero en cambio, hay otra serie de pautas y hábitos, que son muy buenas costumbres. Buena alimentación, descanso y otras cosas, como, ésta: correr, en ocasiones, al trote cochinero, sin el cuchillo entre los dientes. Sin mugir como un toro de lidia, los cuales, por cierto, suelen acabar, lamentablemente, muy mal.