El desarrollo de nuevas tecnologías ha propiciado la aparición en el mercado de una gran variedad de dispositivos electrónicos: televisiones inteligentes, videojuegos, tablets, móviles, ordenadores… que nos hacen la vida mucho más placentera y fácil.

Aunque algunos de estos gadgets pueden ser de gran ayuda cuando se utilizan con fines productivos, la mayoría de las ocasiones son empleados con propósitos meramente ociosos, ya que son fuentes de distracción o entretenimiento, capaces de combatir el aburrimiento de un fin de semana frío y lluvioso. Sin embargo, el uso compulsivo de estos modernos artilugios puede volver a las personas más comodonas y vagas, fomentando un estilo de vida sedentario, hasta el punto de aislarlas socialmente.

Por suerte, también existe la otra cara de la moneda. La tecnología, bien empleada, puede ayudar a una persona a ser más productiva, activa y con unos hábitos de vida más saludables. Un buen ejemplo de ello son los pulsómetros y las pulseras de actividad. Aunque los wearables te permiten alcanzar tus objetivos de manera más fácil y suponen un plus de motivación a la hora de practicar ejercicio en solitario, no hay nada comparable ni mejor que salir a caminar o correr acompañado. El problema es que no siempre hay alguien ‘disponible’.

Hasta ahora los hemos visto haciendo fotografías de todo tipo, rodando escenas para películas y documentales, repartiendo paquetes, buscando gente desaparecida, llevando ayuda humanitaria a lugares remotos, etc. Tu futuro compañero de running podría ir volando por el aire y ser un dron. Al menos, eso es lo que piensan Florian Mueller y Matthew Muirhead, dos investigadores de la universidad australiana RMIT, cuyo estudio va un paso más allá para centrarse en cómo los sistemas robóticos pueden mejorar la experiencia de salir a correr y convertirnos en personas más activas.

Para llevar a cabo su experimento, la pareja de investigadores diseñó su propio dron cuadricóptero, capaz de seguir un recorrido al aire libre previamente programado, y contó con la colaboración de trece runners.

A pesar de existir pros y contras, en términos generales, los participantes disfrutaron de la experiencia y quedaron bastante satisfechos. Destacaron que lo más positivo de correr junto a un dron es la posibilidad de mantener un ritmo constante -como si de un entrenador personal se tratara- y llevar un estilo de vida más activo.

Por su parte, la principal pega que encontraron los corredores betatesters de este pionero estudio fue el escaso control que tenían sobre la ruta escogida por la aeronave no tripulada. Otros inconvenientes que destacaron fueron el tema relativo a la seguridad y las distracciones, debido a que en ocasiones las rachas de viento hacían variar la trayectoria del dron.

Aunque la experiencia puede que no sea tan gratificante como caminar o practicar running junto a otra persona con la que existe un feedback humano, salir a correr acompañado por un robot alado no será algo raro de ver en un futuro cercano. Además, conlleva la gran ventaja de no tener que escuchar las tonterías que dice tu compañero (humano) runner.