El orden establecido hace que nos refiramos a ellos como versos sueltos, excepciones, tipos extraños en la élite del atletismo mundial. Pero la realidad es mucho más normal de lo que nuestro sentido común nos permite entender.
El más famoso de los descalcistas es sin duda Abebe Bikila, ‘la flecha de ébano’, que ganó el oro olímpico en los JJOO de Roma de 1960 en maratón corriendo descalzo. No fue el primero, no obstante, en lograr una gran gesta descalzo, como luego veremos.
Lo que sí podemos decir es que el último de los grandes atletas que ha llamado la atención de medios y corredores por correr descalzo fue el triatleta español Iván Raña, en el pasado triatlón de Madrid de hace unos meses.
Si bien lo de Bikila ya entonces fue visto como algo (medio) normal tratándose de un corredor del altiplano africano, lo del ironman español Raña ha causado mucho más revuelo. Que si se arriesgaba a lesionarse, que si estaba loco, que si seguía siendo un espíritu libre o un caballo sin domesticar, que si… como otras veces respecto a este tema del descalcismo, la gente, tanto aficionados como profesionales, suele hablar sin tener ni idea.
La realidad era sencilla, la cual conocían unos pocos: el triatleta gallego entrena así desde hace tiempo, está acostumbrado a ello, y se permitió esa licencia (se entiende que con permiso de sus patrocinadores) como ‘autohomenaje’ por ‘haberse lesionado antes de los JJ.OO. de Londres en la zona de los metatarsos y porque era aquella su despedida de la élite en la distancia olímpica.
Otros grandes descalcistas ilustres en la elite
Si bien hay unos cuántos más en la historia del atletismo moderno, aquí sólo se enumerarán a tres, de diferentes épocas: Jack Holden, Zola Budd y Christopher Koskei. Y esta selección tiene distintos motivos.
-Jack Holden. Atleta inglés que en 1950 ganó el maratón de los British Empire Games, corriendo las últimas 9 millas descalzo, lo que equivale a algo menos de 15 km. Si os dais una vuelta por Internet y buscáis información de este atleta, veréis que desde el punto de vista de muchos blogueros, Holden “tenía una técnica maravillosa”.
Si veis el vídeo, veréis que no hay duda de ello. Pero es que también la tenían el resto de sus contrincantes. Lo cierto es que todos tenían una técnica exquisita y similar. ¿Y qué tenían en común? que corrían con zapatillas finísimas y sin drop.
Y no, no hacían técnica de carrera. Ni eran negros. O por lo menos no todos. Jack decidió descalzarse porque aquel día en Auckland llovía y le pesaban las zapatillas. No había entrenado mucho desdcalzo, pero tenía la piel de sus pies lo suficientemente curtida.
-Zola Budd. Acostumbrada a correr desde pequeña descalza por las praderas cercanas a la granja de su familia, (“me pesan las zapatillas”, decía), dio el salto a la pista después de que sus entrenadores observasen en ella cualidades innatas para la carrera.
Brilló en cross. Y si no dio nunca un gran salto de calidad en el profesionalismo fue porque si bien era capaz de batir records mundiales, no era tan buena cuando las carreras salían tácticas.
El motivo: al ser sudafricana estaba vetada en las competiciones internacionales con motivo del apartheid y le faltaba experiencia juvenil. Para competir en los JJOO 1984 fue nacionalizada por la vía rápida por Gran Bretaña, donde fue alabada y arropada por el sector tory de la política británica.
Hoy día sigue corriendo, y si bien hace unos años dijo que lo seguía haciendo descalza, ahora dice que siempre corre calzada, y siempre con unas zapatillas de la marca Newton, empresa de la que es imagen de marca. Una marca que, por cierto, promueve la recepción de metatarsos al correr. Ah! y sí, es blanca.
-Christopher Koskei. Este gran corredor keniata sí es negro. Pero si tiene el honor de estar en esta selección es por una sencilla razón. Destacó en los noventa y ganó la medalla de plata en los 3000 metros obstáculos en el Campeonato del Mundo de Goteborg.
Es decir, corrió descalzo y sin zapatillas de clavos, en una prueba de élite en la que se llevan unos ritmos de media de 2 minutos 40 segundos por kilómetro. ¿A cuánto haría las series en los entrenamientos? Es decir, que sí se puede correr rápido yendo descalzo. Otra cosa es que haya que entrenarlo.
Correr descalzo no tiene por qué ser un fin en sí mismo para un corredor. O sí. Dependerá de lo que le apetezca a cada uno. Pero lo que sí parece cada vez más claro es que es una herramienta perfecta para desarrollar los músculos de los pies y que no se queden atrofiados, por un lado, y por otro, para adquirir una técnica de carrera óptima y menos lesiva.
Un buen ejemplo, los corredores keniatas. Corren con una técnica de carrera inigualable. Inigualable si no corres descalzo hasta los 14 años...Esta es una ventaja que siempre tendrán los africanos frente a los corredores del ‘primer’ mundo.