Recuerdas tus años de estudiante y te dan escalofríos. Dejabas todo para el último día y aquello salía como salía. Llegó tu madurez y se te cruzó la posibilidad maravillosa de empezar una vida más sana. O no tan sana pero sí más activa. El correr. Te ibas a poner en cuanto alargaran las tardes. Bueno. Antes de desayunar, que el fresco de las seis era…

Y has repetido los mismos errores con esto. No fueron suficientes los estímulos de las grandes plumas de CorreryFitness. Mira que tenías tiempo.

Tiempo que ahora deberás emplear en (a) leernos, (b) dejar el helado que, además, es ya el sexto del día y (c) buscar un rato cada día. Porque tú, lo que quieres, es ponerte de una vez con esa ‘asignatura pendiente’.

Pero te falla la presencia de ánimo. Igual que cuando eras estudiante.

Los expertos de esta web estamos para echarte una mano. Y por la cara. Vamos con un manojo de principios para que, por lo menos, recuperes esta asignatura y no tengas que repetir.

Aprovecha que las temperaturas bajan. Al día le quedan menos horas de luz pero también tendrás un calor menos extremo. Te parecerá horrible salir a correr un rato con veintisiete grados pero recuerda que te libraste de los treinta y cinco de Junio.

No compares tu caso con el de otros más aplicados. Tus calles eran una jungla y tus hábitos te mantenían encadenado a otro ritmo. Estamos intentando ponerte al día. Tú eres un genio en tu pereza. Arrea hacia delante con ese potencial tuyo. León/leona.

Busca esa carrera fácil a la que seguro que puedes apuntarte. En otoño tendrás bastantes más que durante el sofoco del verano. Puede ser el anzuelo definitivo para que te piques. Alguna gran carrera corporativa o de iniciación te espera. Gasta un rato en rastrear bien las redes. Las inscripciones vuelan.

Hay un hecho evidente. Terminó la operación bikini. Y es que las piscinas cierran. Ya no es necesario pensar en correr como solución megatónica al moldeado del cuerpo. En resumen. La operación bikini solo queda para los que se apuntan a nadar durante todo el invierno. Te has librado.

Sin vacaciones por delante, se termina el tiempo de estar tirado. Y tú, sabes que si estás tirado como un perro, acabas visitando la nevera o la barra del bar. Tendrás más limitado el tiempo para comer, para llegar a los sitios y para aguantar a tus coetáneos.

Las grandes cadenas dejan de ofrecerte gazpacho en cada estantería y todos esos zumos desaparecen de tu vista. Eres débil, aprovechabas el “¡Baaaajo a comprar gazpacho que se ha terminado!” para llenar el carro de la compra de helados, batidos y yogures líquidos que, la verdad, no te hacían ningún bien.

El último consejo es algo que muy pocos escuchan. Quizá a esta altura de texto muchos ya han huido a otra página o han dejado el móvil al lado de una nota al juez. Escucha bien. Ahora bajarán las temperaturas. No te abrigues más con la idea de aumentar la sudoración y, que esto, te ayude a adelgazar. Te ayudará a morir de deshidratación. Tú ya llevas ‘capas suficientes’ como para no tener frío corriendo.

No te robaré más tiempo. Esto son mínimos de organización personal. No te hacen falta más consejos sobre entrenamientos. De eso hay información hasta quedarse bizco.

En cierto modo soy ese profesor que te exigía poco menos que lo justo para aprobarte en septiembre. Qué te voy a contar que tú no sepas.