Llevar una vida saludable no tiene por qué implicar, necesariamente, pasarse horas y horas a la semana metidos en un gimasio o corriendo como si no hubiera mañana por los parques, ni someterse a estrictas y aburridas dietas. Con pequeños cambios en nuestras rutinas podemos conseguir mejorar sensiblemente nuestra calidad de vida. Ya que no nos queda más remedio que pasarnos más de media vida en el trabajo, vamos a procurar que nuestra salud no se resienta.

1.- Camina media hora al día. Es tan sencillo como bajarse del metro o del autobús dos o tres paradas antes de llegar a la oficina o a casa. Eso sí, hay que andar a un ritmo alegre, con ganas y energía, apretando el culo y metiendo tripa. Además del beneficio físico, podemos desconectar del estrés diario escuchando la radio, algo de música, o simplemente dejándonos llevar por nuestros pensamientos. Además, ¿qué mejor momento que hacerlo con la llegada de la primavera?

Diferentes estudios han demostrado que con sólo 30 minutos diarios se puede prevenir y reducir el el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, la primera causa de muerte en los países desarrollados.

2.- Sube escaleras. Están por todas partes. En la oficina, en casa, en el metro... Tómatelo como un reto personal y siempre que tengas la posibilidad de subir andando, desecha la opción fácil del ascensor salvo, claro está, que tengas que llegar a la última planta de un rascacielos. Lo ideal, al igual que sucede con caminar, sería poder dedicarle 20-30 minutos diarios, pero como suele resultar muy complicado, también resulta efectivo hacerlo en pequeños intervalos.

Al igual que caminar, es gratis y sencillo. Te sentirás más activo y flexible. Eso sí, ve poco a poco para que tu cuerpo se vaya adaptando a la rutina, no tengas agujetas y no te lesiones. Una persona de unos 80 kilos que dedique media hora a subir escaleras puede quemar entre 300 y 350 calorías.

3.- Haz pausas en el trabajo para moverte o estirar. Si es necesario ponte una alarma cada hora y levántate de la silla para dar un pequeño paseo hasta la fotocopiadora o la máquina de agua o aprovecha para realizar pequeños estiramientos. Mueve los brazos, estira las piernas, flexiona el cuello, abre y cierrra la boca una y otra vez.

En Internet encontrarás muchos ejemplo. Si eres de los que tienes demasiado tiempo para comer, hacer una pequeña caminata después del almuerzo, te ayudará con la digestión y a combatir la fatiga que suele aparecer después de comer. Es muy importante que evites comer delante del ordenador

4.- Come fruta. La Organización Mundial de la Salud (OMS), OMS, recomienda cinco piezas al día pero solemos ser muy perezosos a la hora de comerla. Hay que pelarla, lavarla, son pringosas y pegajosas... Prueba a llevar un exprimidor manual a tu lugar de trabajo y aprovecha el medio día para tomarte el zumo de dos o tres naranjas.

Habrás aportado a tu cuerpo la dosis diaria de vitamina C que necesitas y habrás saciado parte del hambre que nos suele entrar a esas horas. Prueba a introducir diversas frutas en ensaladas o a comer o cenar una ensalada de frutas.

5.- Comparte el postre cuando salgas a comer fuera. En muchas ocasiones, por motivos de trabajo, nos vemos obligados a comer fuera con frecuencia. No elijas siempre lo más apetecible sino lo más saludable y si sueles llenarte con facilidad, es posible que tengas suficiente con un solo plato. A la hora del postre, si te apetece darte un pequeño capricho, compártelo con alguien. Te quitarás el antojo y no te sentirás tan culpable.

6.- Deja los refrescos para el fin de semana. Tienen un enorme contenido en azúcar. De hecho, en algunas marcas, una lata de 330 mililitros contiene casi la dosis de azúcar que la OMS recomienda tomar al día. Limita su consumo, por ejemplo, al fin de semana. Tu salud lo agradecerá. Y no solo eso, cuantos más días dejes de beber refresco, mejor te sabrá y más lo disfrutarás cuando te lo tomes.

7.- Duerme bien y estírate bien antes de levantarte de la cama. Aunque cada persona necesita más o menos horas de sueño para descansar, tómate en serio las horas que dedicas a dormir. La OMS recomienda entre 7-8 horas diarias.

Procura acostarte y levantarte siempre a la misma hora, evita la cafeína y no comas ni bebas en exceso antes de irte a la cama. Y muy importante, desconecta el móvil. Nada de consultar las redes sociales justo antes de dormir. Cuando suene el despertador, dedica diez minutos a desperezarte realizando sencillos estiramientos en la cama.