Hace muy poco hablaba de mis problemas con algunos tipos de comida antes de las carreras. Esos inconvenientes en algunos casos se han ‘dejado sentir’ mientras corría en forma de 'apretón de la muerte'. Así que hoy hablaré de cómo intentar evitarlos o finalmente de cómo afrontarlos.

Evitar un momento de este tipo en una carrera, ya sea una prueba organizada o una simple salida por tu cuenta puede ser más o menos sencillo, aunque todo depende del estómago de cada uno.

Lo primero que hay que hay que hacer es cuidar la alimentación. Ve con mucho con lo que ingieres antes de salir a correr. Y no sólo me refiero al momento previo a la carrera sino también a la cena o comida anterior.

Algunos tenemos estómagos tan lentos como lo somos nosotros mismos corriendo (es pura genética).

Segundo punto: no hagas cambios en tus rutinas alimenticias habituales antes de una carrera. Desayuna lo que estés acostumbrado a desayunar cuando sales a entrenar, ni más ni menos.

No pruebes dietas milagros para bajar unos gramos o ganar reservas en tus depósitos de carbohidratos. El resultado puede ser desastroso y puedes acabar con continuas a la par que largas reuniones con el 'señor Roca'.

Tercero, último y drástico consejo: si no te fías de tus intestinos y de tus esfínteres, toma algún antidiarreico antes de correr. Eso sí, olvídate de visitar la blanca loza de tu baño en un par de días.

Pese a todos los cuidados que podamos tomar para no sufrir ‘accidentes intestinales’, nadie está libre de que la madre naturaleza te llame en mitad de una carrera (lo digo por experiencia).

Siempre, y digo siempre, tienes que estar preparado para una eventualidad de este tipo. Lleva 'kleenex' encima. No ocupan demasiado ni pesan mucho y pueden salvar a tus calcetines de un uso nada habitual para ellos.

Si llega el momento en el que tu estómago e intestinos deciden que quieren soltar lastre, hazlo. No hay nada más incómodo que ir apretando los 'cachetes' mientras corres.

Además tus nalgas y esfínter podrían decidir que ya está bien de aguantar y hacer una evacuación no autorizada de productos 'biodegradables'. Esto es muy pero que muy desagradable tanto para ti y como para los corredores que te rodean.

Si la ‘descarga’ es inminente, busca un sitio donde poder realizarla de la manera más cómoda e íntima. Entrar en cualquier tipo de establecimiento de hostelería con el dorsal de una carrera y solicitar el uso del excusado es una buena solución.

Si no, cualquier parapeto ya sea de orden natural (arbusto, matorral, zanja…) o artificial (muro de carga, coche aparcado...) puede servir como última opción para salvar nuestra honra. Es mejor eso que volver a casa con un 'regalito' en nuestros pantalones o mallas de running.

Si te ves obligado a hacer una parada para aliviar tus intestinos las consecuencias pueden ser diversas, dependiendo del tipo de carrera. Estos son algunos ejemplos:

1.- Carrera de 10 kilómetros: Para y haz la deposición tranquilamente. Ya no vas a hacer MMP

2.- Media Maratón: Si la parada en boxes es rápida y limpia todavía tienes tiempo de hacer un buen papel.

3.- Maratón: No dudes en ‘sacar la leña al patio’ pese a que eso suponga perder unos valiosos segundos. 42 kilómetros de apretones y retortijones son demasiado para cualquier runner.

4.- Ultramaratón: Es obligado hacer la parada y, si puedes, disfruta de ella. Tienes mucho monte o montaña y kilómetros por delante como para ir aguantando.

Ya ves que nadie está libre de vivir estas vicisitudes en carrera. No te avergüences, vive el ‘momento bífidus’ con la mayor naturalidad posible. La madre naturaleza no perdona a nadie, ni siquiera a los corredores más experimentados.