Sube la adrenalina, da energía, sí, es cierto que escuchar música mientras se hace deporte ayuda a rendir más; sin embargo no es oro todo lo que reluce, hay que tener mucho ojo con el volumen y el tiempo de exposición, pasarnos puede producir sordera.

"Escuchar música es traumático cuando el volumen está muy elevado, consideramos que es así por encima de los 90 decibelios, o se escucha durante muchas horas. En algunos gimnasios el volumen es exagerado y claramente dañino para el oído interno", avisa Dr. Alejandro Harguindey, director del Instituto de Otorrinolaringología y Cirugía de cabeza y cuello de Madrid.

A veces, deporte y problemas auditivos van de la mano: cuatro de cada diez personas oye música mientras se ejercita. Una relación que si no se equilibra puede acabar con la salud auditiva del deportista casi desde el principio pues, como asegura el Dr. Harguindey, "se puede notar inmediatamente, a veces basta un trauma puntual, y si es una exposición continua es igualmente dañino aunque sea durante 45 minutos o una hora al día".

Entre los deportistas de riesgo se encuentran los monitores de gimnasios por su continua exposición acústica, luego van todos los demás. Si además la música la escuchamos con auriculares, el daño puede acrecentarse con otros problemas añadidos pues son cuerpos extraños y la piel no está habituada, con lo que se pueden producir otitis externas o eccemas.

Ojo también con los auriculares acuáticos, que si bien pueden proteger de la entrada del agua, suponen un extra al posible trauma que pueden producir, pues "si el ruido del agua ya es importante, poner música para que se oiga debajo supone elevarlo y es más traumático, las consecuencias pueden ser terribles y serán proporcionales al volumen y tiempo". Es un aviso a los nadadores.

Los daños auditivos son acumulativos, con los cual podemos frenarlos a tiempo si reconocemos el problema, evitar que vayan a más. Los síntomas que nos avisan de que deberíamos empezar a bajar el volumen son claros.

"Debe alertarnos cuando empezamos a no entender bien las conversaciones, como ocurre cuando estás en sitios como cafeterías muy ruidosas… esa es la sensación, que estás con gente y no alcanzas a oírlo ni entender, que no acabas de captar las cosas… ese es un signo claro de que hay daño auditivo. también hay que tener en cuenta los acúfenos, los zumbidos tras una larga exposición, o que tendamos a subir cada vez más la televisión sin ser conscientes", enumera el otorrino.

Y aunque podemos paralizar la pérdida de audición también debemos saber que los daños por exposición de ruido no son reversibles, no tienen solución. En estos casos solo un audífono no ayudará a oír. Mejor es no comprobarlo y seguir los consejos del director del IOM.

-Evitar exposiciones prolongadas.

-Poner la música a un volumen moderado, por debajo de 90 dB.

-Escuchar música ambiental o con cascos exteriores.

Si no queremos quedarnos sin banda sonora para nuestras jornadas deportivas no nos va a quedar más remedio que ser prudentes con el volumen y cuidar nuestros oídos, la alta intensidad mejor la dejamos para otra parte de nuestro cuerpo.