Bruce Springsteen: En solo dos años, el tiempo que transcurrió entre sus álbumes ‘Nebraska’ (1982) y ‘Born in the USA’ (1984), el Boss pasó de ser un flaco roquero barbudo de aspecto bohemio a un musculado morenazo de vaquero reventón.

A la par que gestaba el disco que le catapultó a la fama mundial, el héroe local de Freehold (New Jersey) decidió ponerse en forma, de la mano de su colega Phil Dunphy, para poder aguantar el ritmo extenuante de unos conciertos cada vez más multitudinarios.

Bruce Springsteen

A pesar de su lesión de rodilla, fruto de un accidente de moto juvenil, Dunphy convenció a Springsteen para que corriera a diario y trabajara con pesas en el gimnasio.

El cambio fue tan espectacular como duradero. Tres décadas después, el autor de ‘Born to Run’ luce, a sus 65 años, un cuerpo musculado y sigue aguantando directos de más de tres horas sin flaquear.

Linda Hamilton: Durante los siete años que separan la primera y la segunda entrega de ‘Terminator’, Hamilton se preparó a conciencia fuera del plató para plantar cara a un machacón Arnold Schwarzenegger que, para su sorpresa, regresaba a la Tierra en son de paz.

Su imagen haciendo dominadas en la cárcel en la primera escena de la segunda entrega de la saga dejó sin aliento a medio planeta que se preguntaba qué había hecho la buena de Sarah Connor para ponerse tan cachas.

'Terminator 2' (1991)

La intérprete estadounidense confesó que lo que había empezado como un entrenamiento para poder soportar el ritmo del rodaje se convirtió en una forma de vida a la que se declaraba adicta.

Para lograrlo, Hamilton se puso a las órdenes de un ex comando israelí que la adiestró en artes marciales y el uso de armas automáticas, técnicas que combinó con durísimas sesiones de seis horas diarias en el gimnasio.

Madonna: La joven voluptuosa de los años 80 fue estilizándose año tras año hasta llegar a ser la marmólea cincuentañera que es hoy.

Poco a poco, la reina del pop se convirtió también en la reina del fitness y, al mismo tiempo que se deshacía de su estética punk, sus medias rotas y crucifijos, iba desprendiéndose de las redondeces con las que se había dado a conocer.

Las fotos de Madonna para L'Uomo Vogue

Cada vez más fibrosa y musculada, la Tentación Rubia llevó su pasión por el ejercicio hasta el terreno amoroso, ‘escogiendo’ a su preparador físico, Carlos León, como padre de su primera hija, Lourdes María.

Su fibroso cuerpo es fruto de rutinas diarias de más de tres horas, en las que combina trabajo aeróbico (carrera, natación, bicicleta…) y ejercicios de fuerza, pilates o yoga.

Tom Cruise: Salta a la vista. Entre aquella imagen bailando en calzoncillos en ‘Risky Business’ y sus apariciones descamisado en las diferentes entregas de ‘Misión Imposible’ hay muchas horas de gimnasio.

La elegancia de Tom Cruise ya destacaba en el cole

Horas de entrenamiento para lograr muscular el antaño aniñado cuerpo de un Tom Cruise que luce ahora, a un paso de entrar en la década de los 50, su mejor aspecto.

En sus rutinas, poco o nada que no se sepa: largas tiradas de aeróbico y entrenamientos en sala, inspirados en el Crossfit con flexiones, sentadillas, burpess, saltos de cajón y kettlebells son ‘su pan nuestro de cada día’.

Demi Moore: La dulce y frágil protagonista de ‘Ghost’ inició su transformación en ‘Algunos hombres buenos’ para convertirse en la hercúlea bailarina de pechos inverosímiles y cuádriceps rotundos de Stiptease.

Demi Moore en la teniente O´Neil

Para esculpir semejante body, se puso a las órdenes de Gregory Joujon-Roche, creador del Holistic Fitness, que además de someterla a un severo adiestramiento físico cardiovascular y de fuerza, le abrió los ojos hacia un nuevo concepto del entrenamiento basado en la búsqueda del equilibrio personal.