Tener una vida activa y saludable, va más allá de ir al gimnasio o correr todos los días, también necesitamos cultivar nuestra mente y buscar el equilibrio mente y cuerpo.

En una sociedad como en la que vivimos que todo va demasiado deprisa y pretendemos ser mujeres y hombres multitarea todo nuestro tiempo, es hora de pararnos a pensar y centrarnos en dar prioridad a lo verdaderamente importante y todo en su justa medida.

Igual que como seres humanos necesitamos movernos, porque estamos hechos para ello, también necesitamos momentos de desconexión y poner las cosas en orden para arrancar de nuevo.

En el caso de los planes de entrenamiento, tus sesiones imperdonables de gimnasio un día sí y otro también, es más que necesario un momento de bajar el ritmo, asimilar lo realizado hasta el momento, y recargar las pilas para retomar la siguiente fase del plan de entrenamiento con más energías si cabe.

Si algo he aprendido, después de diversos fracasos pertinentes pensando que era Superwoman, es que en cualquier faceta o proyecto que queramos emprender y llevar a cabo es que debemos: HACER MENOS, PERO FOCALIZARNOS MÁS.

Lo más complicado, como todo, es dar el primer paso y hacer disminuir el listado de tareas pendientes, que no hacen más que recordarnos continuamente que no somos los suficientemente eficientes, y PRIORIZAR. Al igual que en nuestro planes de entrenamiento vamos de menos a más en progresión, en el resto debemos seguir el mismo principio.

Llegados a un punto extremo de que reamente nuestro cerebro necesita desconectar y recuperar sus funciones en lugar de actuar como un autómata, lo más drástico es tomarse unos días de descanso y buscar tiempo de calidad. (El fin de semana bien aprovechado es más que suficiente).

Aquí cinco cosas fundamentales que nos ayudarán a poner las cosas en orden. No es necesario irse fuera, basta parar un poquito y poner perspectiva a las cosas

1.- Olvidarse de las tareas del trabajo: relativizar su importancia y atender exclusivamente a las que son verdaderamente importantes e imprescindibles, al menos en ese momento de desconexión que hemos buscado.

2.- Dejar un poquito de lado el mundo virtual y de las redes sociales. Aunque parezca casi imposible, hay una vida increíblemente maravillosa más allá del mundo 2.0. Aprende a disfrutar de tu gente, tu espacio, tus comidas y tus momentos, son tuyos y no hay necesidad de contarlo a todo el mundo. Busca la esencia y naturalidad de las cosas.

3.- Si viajas con alguien, pasa tiempo con quien te acompaña. Si viajas solo, pasa tiempo contigo mismo, escúchate.

4.- Entrenamiento Invisible: aprovecha esos días para hacer un reseteo al cuerpo, que asimile las cargas de los entrenamientos, nutrirse bien y dormir. Tareas vitales que hacen que el rendimiento en tu entrenamiento no se estanque.

Puedes aprovechar a hacer un descanso activo: salir a pasear por la montaña, por tu ciudad, o simplemente hacer otro tipo de actividades. Permanecerás activo sin la presión de los entrenamientos.

5.- Conecta con el entorno: ¿Cuántas veces te paras a observar simplemente lo que te rodea? Si sales fuera, al campo, la playa, a la montaña, aprovéchalo de verdad y conecta con el entorno. La naturaleza sin duda es uno de los tesoros más preciados que tenemos y una manera de conectar tu interior. Si te quedas en la ciudad, nada mejor como pasear por tu ciudad, descubrir nuevos bares, restaurantes, ir al teatro…será por cosas…

No he descubierto nada del otro mundo, pero sin duda a veces, lo más obvio es lo menos común. Son cinco cosas realmente sencillas que harán que tu cuerpo y mente recuperen el equilibrio.

¿Qué tal si probamos este fin de semana? Seguro que el lunes vemos las cosas desde otra nueva perspectiva.