Un equipo de investigadores de la Universidad Camilo José Cela, dirigido por Juan del Coso, ha descubierto que el uso de un alcaloide, la p-sinefrina, podría acelerar la quema de grasas cuando se realiza ejercicio.

Habitualmente, en la práctica de ejercicio, los músculos empiezan a quemar en primer lugar carbohidratos que, como hemos comentado alguna vez, suponen la “gasolina” por la cual se pueden llevar a cabo ejercicios a distintas intensidades.

Una vez agotadas las reservas de carbohidratos, el siguiente “material” en ser quemado son las grasas almacenadas en el cuerpo. Sin embargo, con el uso de la p-sinefrina esto podría llegar a invertirse.

Según explica el doctor Juan del Coso a declaraciones recogidas por la Agencia SINC, “la ingestión preejercicio de p-sinefrina incrementó el ritmo de oxidación de grasas mientras que redujo la oxidación de carbohidratos a intensidades bajas y moderadas”.

Por tanto, ingerir p-sinefrina podría suponer, según han calculado, un aumento de 7 gramos por hora en la oxidación de grasa, por lo que sería más rápido que sin ella. Aun así, seguirías necesitando  quemar unas 7500 calorías para reducir un kilo de grasa.

Y, como mucho, según el doctor Del Coso, el máximo de grasa que podrías perder al mes sería de un kilo, siempre y cuando hagas un ejercicio moderado junto con una dieta equilibrada.

Según su cálculo, la quema de grasa no debería pasar de unos 300 gramos a la semana y advierte ante las engañifas de las dietas milagro puesto que, al principio de cualquier dieta, siempre se pierde peso.

Sin embargo, este peso no procede de la quema de grasas (el ansiado objetivo) sino de la pérdida de líquidos propias de un mejor funcionamiento del sistema renal. Por eso, si te confías con esa pérdida de peso te estarás engañando a ti mismo y, en cuanto lo dejes, volverás a ganar peso.