Es ahora… o nunca. Porque ahora sí que tienes tiempo. De hecho, te sobra y, si me apuras, incluso te llegas a aburrir de estar tumbado a la bartola durante tantas horas. Así que ¿por qué no aprovechas para hacer realidad ese antiguo sueño que siempre se te antojó imposible? ¿por qué, en lugar de morir de envidia ante los abdominales del prójimo, no empiezas a ‘currarte’ los tuyos?

Aunque no lo creas, tampoco resulta tan complicado. Lo único que necesitas es una buena tabla de ejercicios, constancia y vigilar un poco la dieta. Eso sí, sin pasar calamidades, que para sufrir ya tenemos el resto del año. Toma nota y empieza ya la… ¡Operación ‘Abdomen de Hierro’!

1.- ¡Métele caña al aeróbico!: Lo ideal, con estos calores tan horribles, es nadar. Pero, si no te sientes a gusto en el agua, también puedes correr o montar en bicicleta siempre que lo hagas a primera o última hora de la jornada. Caminar a buen ritmo también te valdría. Intenta sacar media hora, como mínimo, tres días a la semana. ¡Alucinarás con los resultados!

2.- Olvídate de fajas y demás prendas que ‘prometan’ hacerte bajar volumen a través de la sudoración. Sufrirás el doble durante el ejercicio y sólo perderás líquido, no grasa.

3.- Atrévete con los hipopresivos. Son fáciles, eficaces y puedes hacerlos en cualquier momento y en cualquier sitio. ¡Hasta en la hamaca mientras tomas el sol! Lo más importante es controlar la técnica: inspira y expira profundamente tres veces. Vacía por completo tus pulmones de aire y, en apnea, comienza a ‘cerrar’ esa cremallera imaginaria que va desde tu suelo pélvico hasta tus costillas. Mantén la respiración ‘de esta guisa’ durante 10 segundos. Y vuelve a empezar.

4.- Abónate a los abdominales isométricos. Trabajarás todo el tren superior a tope sin sufrir ni morir en el intento de adoptar ‘posturitas’ imposibles. Las planchas laterales te ayudarán a quemar los ‘michelines’.  Puedes hacerlos tres o cuatro días a la semana y lo más aconsejable es realizar tres series de cada ejercicio y mantener la postura entre 10 y 20 segundos.

Intenta siempre mantener la postura correcta para no hacerte daño en el cuello o sobrecargar la zona lumbar. Cuando sientas que empiezas a modificarla porque no puedes más, es mejor que pares.

Por último, combina ejercicio con una buena dieta:

1.- Limita el consumo de fritos, bebidas carbonatadas y harinas refinadas. Intenta que verduras, frutas y proteínas a la plancha protagonicen tus comidas.

2.- Incorpora a tu dieta frutas de temporada ricas en agua, como la sandía, el melón, el melocotón, los albaricoques o las ciruelas.

3.- ¡Olvídate del alcohol! Un gramo de alcohol tiene siete kilocalorías, más que un gramo de hidratos de carbono o uno de proteínas, pero sin ningún nutriente. Son calorías vacías.

4.- Mantente alejado de alimentos ricos en grasa y azúcares como: carnes grasas, fritos, snacks, embutidos grasos, helados, dulces, comidas que contengan natas, etc.

5.- No te saltes ninguna comida porque, en la siguiente, devorarás sin control. Lo mejor es hacer cinco comidas ligeras al día.

6.- Y… ¡Disfruta! Hazte una foto el día que inicies la ‘Operación Abdomen de Hierro’ y ve ‘inmortalizando’ tus progresos. No hay mejor método de motivación que comprobar que el trabajo que estás realizando tiene sus frutos. ¡Ve a por todas!