La otra tarde, en una de estas conversaciones que surgen de la nada, una de las participantes afirmaba, taxativamente, que a ella le gustaba, le encantaba, hacer abdominales en el gimnasio y en casa.

Los presentes nos quedamos un poco perplejos ante tal rotunda afirmación, a lo cual siguió una explicación más que lógica: conseguía llegar al clímax del placer haciendo este tipo de ejercicios. Disfrutaba de lo que se ha venido a llamar 'Coregasm'.

¿Cómo lo hacía? ¿Era la única persona en la faz de la Tierra a quien le pasaba esto? No, ni mucho menos. Se trata de una cuestión natural, de contracción y relajación de los músculos pélvicos y abdominales centrales que, al ser estimulados de esta manera, pueden hacer que esa persona en cuestión disfrute de un orgasmo solitario.

Expansión + Pilates

Está demostrado que muchas mujeres necesitan de cierta tensión en las piernas antes de poder liberar un orgasmo, por lo que cuando se realizan ejercicios que tensan las extremidades, unido a la liberación de hormonas que produce el deporte, crean la mezcla perfecta para poder disfrutar de un momento placentero.

Este hecho despertó la curiosidad de la comunidad científica y sexóloga hace ya un tiempo y, en la Universidad de Indiana (Estados Unidos) decidieron ponerle cifras al coregasm.

Del estudio que realizaron a 300 mujeres haciendo deporte, el 51% de ellas afirmó haber tenido un orgasmo mientras hacía abdominales; el 26% levantando pesas y el 20% haciendo yoga.

La máquina del gimnasio donde más veces se repetía el coregasm era la denominada como 'silla del capitán', una especie de apoyabrazos desde donde se hace fuerza con los abdominales centrales para levantar las piernas en un ángulo de 90 grados o recogidas, como se prefiera.

Después de leer esto seguramente haya cambiado tu percepción del gimnasio e igual te replanteas vencer a la pereza de tener que ir o aumentar la frecuencia con la que apareces por allí.