Aquí van algunas pautas, previas al evento, para que nuestro espíritu zen se imponga a un posible calentón.
1.- Haz deporte antes de la cita. A ser posible, alguna actividad de tipo aeróbico que te ponga las pilas, generando esas benditas endorfinas que tan bien sienta.
2.- Medita. Dedícate 10 minutos por la mañana y por la noche. Hazlo por tu cuerpo y por tu mente. Enciérrate en una habitación, ponte cómodo y céntrate en tu respiración, en tu pecho. Observa tus pensamientos, déjate llevar por ellos… ¿No lo consigues? ¡Persevera!
3.- ¡Baila! Pon tu música favorita a todo volumen y déjate llevar. Salta, canta… ¡desmelénate! Suelta toda la tensión que llevas en el cuerpo para enfrentarte al encuentro con tu familia suave como la seda. Y no temas, los vecinos lo entenderán. Posiblemente, estén igual de desquiciadados que tú.
4.- Descansa. Procura dormir las horas necesarias. Un buen descanso es el mejor aliado del buen humor. Y tendrás mucha mejor cara.
5.- Vive el momento. Aunque en estas fechas resulte especialmente complicado, olvida la nostalgia. No mires atrás. Mira las caras de los que te rodean y disfruta de cada instante. Merece la pena.
6.- ¡Móviles fuera! Deja te fotografiarlo todo, de compartirlo todo en las redes sociales… y mira a la cara al resto de comensales porque, probablemente, no volverás a verlos hasta dentro de un año. Todos te lo agradecerán pero, especialmente, tus hijos.
7.- ¡Escucha! No insistas en ‘revelar tu rollo’. Pregunta y muestra interés por las respuestas que te den. Haz que la conversación fluya en dos direcciones. Y deja los debates políticos para otra ocasión y otro escenario.
8.- Oxigénate. Da igual que llueva o nieve. Camina al aire libre, respira. Tantas horas sentado ante una mesa llena de manjares nos embota el cuerpo y la mente.
9.- Come conscientemente. Pon tus cinco sentidos en el plato. Saborea. Prueba a dejar tu tenedor en el plato dos o tres veces durante la comida y observa lo que ocurre. A lo mejor descubres que ya estás lleno. No es necesario que comas como si no hubiera mañana. Recuerda lo de… De grandes de cenas…
10.- Ojito con el alcohol. Estar de fiesta no tiene por qué significar bebértelo todo. No tienes por qué experimentar todas las fases de la borrachera en una sola noche y, menos aún, delante de toda tu familia. Al menor atisbo de que te entren ganas de cantar el ‘Asturias, patria querida’, cambia la copa de cava por un refrescante vaso de agua.