Basta con hacer la pregunta en foros de deporte, preguntar por opiniones de los aficionados a hacer y ver deporte y leer lo que opinan los entrenadores, periodistas, fotógrafos y otra gente que está en contacto continuo con deportistas y ver cuál es la respuesta que más se repite: los nadadores entre los hombres y las jugadoras de voleibol de largo son los deportes que producen los practicantes más admirados.

Claro que esto se refiere a atletas de competición que llevan un régimen de entrenamiento fuera del alcance de una persona normal, que probablemente hacen mucho más que sólo practicar su deporte y que son la mayoría jóvenes y muy jóvenes.

Además, quienes resaltan en esos deportes tienen ya el tipo de cuerpo que te hace destacar en los mismos. Por más que uno queme largos en la piscina no se va a convertir en Michael Phelps, ni largas sesiones de voley playa envían a nadie a la portada de una revista de fitness. Ni, de paso, todos los nadadores o jugadoras de deportes de balón

Por subjetivo que sea, lo que hace que uno sea más o menos atractivo/a, es aproximadamente lo mismo para la mayoría: cuerpo atlético, definición muscular y poca grasa almacenada.

En hombres y mujeres una buena musculatura ayuda, pero sólo hasta cierto punto; en exceso puede impresionar y ayudar a conseguir un puesto de seguridad en una discoteca e incluso ayudar a trabajar una temporada de modelo en revistas de entrenamiento, pero en lo que toca al mercado del atractivo sexual el tope se alcanza muy rápido y empieza a convertirse en un handicap.

De hecho los deportes que practican las mayores estrellas de este espectáculo y negocio -el deportivo-  no modifican el cuerpo por sí mismos de manera radical: sí, Ronaldo puede ser un tremendo cachas, pero jugar al fútbol como lo hace él requiere sobre todo mucho aprendizaje y habilidad técnica.

Los músculos son consecuencia de sesiones de gimnasio, y una ayuda a su juego, pero jugar al fútbol,por sí solo,  no le convierte a uno en el rey de la piscina más de lo que jugar partidos de tenis en la urbanización le lleva a nadie a compararse a Garbiñe Muguruza.

Deportes poco técnicos, como levantamiento de pesas, correr, nadar o los compuestos de todo esto, como crossfit, son la solución: uno consigue un cuerpo musculado y atlético. De hecho, cuando uno ve en la pista a Ivet lalova o cualquiera de los velocistas de las finales de 100 y 200, el trabajo con pesas detrás es más que evidente. Luego viene la técnica de carrera, pero la intensidad en los sprints es lo que va a ayudar a moldear la musculatura.

Por supuesto, hay leves modificaciones que, al corresponder a deportes que son más sexys, por extensión le convierten a uno/a en centro del deseo:

1.- El core de los surferos: subrayado por la vestimenta, complementos y bronceado que dice a cualquiera que uno es libre, vive en una furgoneta y recorre el mundo cabalgando olas, sea verdad o no

2.- Los dedos y antebrazos de escaladores: de nuevo, vestir ropa técnica impoluta ayuda a que uno sea identificado como practicante de este prestigioso, en el mercado del flirteo, deporte.

3.- El moreno a trozos y propio de un mapache de los esquiadores: tampoco estorba que uno/a sea conocido en el mundillo deportivo: la fama y el prestigio, por pequeños que sean, son un afrodisíaco casi tan potente como el dinero o el poder.

De no ser así -no ser alguien destacado o practicar algo que rompa en el escaparate de lo excitante- un cuidado extremo en la apariencia tomando de referente a una surfera o esquiador de portada, comportarse con seguridad en el sitio adecuado y esas abdominales y brazos curtidos y recortados a base de horas de calistenia o pesas, pueden ayudar al truco. Nada como una melena despeinada, un neopreno ajustado y una tabla bajo el brazo para convertir a un chica normal de la sala del gimnasio en protagonista de la playa.

Ahora, ¿qué ocurre con a quienes nos gusta recorrer largas distancias?

Bueno, hay que admitir que entre los y las mejores de las carreras de montaña, maratones y ciclismo no nos encontramos los más guapos, salvo muy pocas excepciones, con cuerpos emaciados y caras castigadas.

Quien sea presumido hará bien en cuidar extremamente la piel, y en admitir que, con los músculos que va a tener que acarrear, estará más saludable y ligará más, pero los tiempos en las carreras serán peores. No se puede tener todo.