Pérdida de peso

Aquí hay que dejar algo claro. Es probable que después de un mes, el peso bruto (en kilos) no haya variado demasiado. Pero lo importante es que el peso graso sí baja considerablemente. Es decir, el crossfit es un ejercicio que te pone en forma y te da mucha fuerza. Por esa razón el músculo se tonifica y por ende pesa más. Pero por otro lado, al ser un entrenamiento tan metabólico, la quema de grasa se nota bastante después de varias sesiones.

Reduces perímetros

Este aspecto va ligado al anterior puesto que cuando pierdes grasa, el perímetro de la cintura y la cadera se reduce varios centímetros. Es curioso cómo a lo mejor los números de la báscula no varían demasiado las primeras semanas, pero sorprendentemente la ropa te empieza a quedar grande.

Y si has comenzado este reto con bastante sobrepeso, también notarás como tus muslos también se ven más fino pero a la vez más fuertes y tonificados.

Tus brazos se definen

Nunca nos fijamos en nuestros brazos hasta que un día lavándote los dientes te das cuenta de cómo empiezan a colgarte como si fueran gelatina. Pues bien, con el crossfit, al realizar la mayoría de los movimientos con la ayuda de los brazos, y ser un trabajo tan cardiovascular, consigues eliminar la grasa de los brazos (aunque generalmente suelen ser la última reserva en activarse) al mismo tiempo que desarrollas tus bíceps, tríceps, antebrazos y hombros.

Piernas tonificadas

Hay ejercicios con el remo, saltos al cajón, a la comba, carrera, y varios ejercicios más que involucran las piernas. Parece lógico entonces que tu extremidades inferiores ganen tono y definición, ¿verdad? Pero es que además, al tratarse de un grupo muscular muy grande (en las piernas a muchos músculos, incluidos los glúteos), estarás quemando más calorías.

Tienes más energía

Parece raro y curioso que un ejercicio tan intenso pueda darte energía y no dejarte para chóped el resto del día. Pero la verdad es que sorprende como, aunque acabes exhausto al final de la sesión, la recuperación es bastante rápida y pasas el resto del día pletórico. Eso sí, los primeros días las agujetas no se van a separar de ti (sí, aunque seas un asiduo al gimnasio).

Menos hambre

Aunque tengas un gasto calórico importante, el hambre tarde varias horas en acecharte. Además, tu cuerpo te pedirá comer equilibradamente para poder tener energía para los entrenamientos posteriores.

Mejora tu autoestima

Cualquier persona que entrene, recibe una dosis de endorfinas que hace que te sientas mejor. Además tu postura mejora, y te sientes mejor porque te ves mejor. En el caso de que entrenes por la mañana irás al trabajo con una sonrisa y más energía que, seguramente, el resto de tus compañeros. Y es que no hay nada mejor que verse sexy por dentro para comerte el mundo.