El instante es aterrador. Tras ocho meses de confortable anonimato bajo nuestro frondoso vestuario de otoño-invierno, nuestras carnes recuperan el protagonismo ante la llegada de la primavera.
Sin apenas darnos cuenta, pasamos del turrón a la torrija. Del plumas al traje de baño. Y, tras una larga temporada de excusas y ‘ya si esos’ –empiezo a hacer deporte cuando llegue el buen tiempo, empiezo a comer mejor…- llega el momento de la verdad: enfrentarnos a nuestra imagen en… ¡traje de baño!
Con dos agravantes para complicar el trance: somos un año más viejos y estamos blancos como la leche. Pero, como el cerebro está para compensar esa pérdida de lozanía a la que nos condena el paso de los años, seamos prácticos, relajémonos y disfrutemos. Toma nota y reflexiona…
1.- Un buen bronceado lo disimula todo: O no. Pero, al menos, nos vemos más atractivos. Así que rompe el hielo y déjate acariciar por los suaves rayos del sol primaveral. Prepara tu piel para el envite con buenas dosis de betacaroteno y lánzate a cargarte de vitamina D.
No olvides usar la protección adecuada. Mejor pasarse que quedarse corto. Olvídate de aceites sin filtro, pomadas caseras… Los experimentos con gaseosa, no con tu piel. Para el rostro, nada mejor que la pantalla total con color, para no parecer un clown.
Evita las horas en las que el astro rey pega con más fuerza y, en lugar del vuelta y vuelta, opta por pasear, jugar a las palas... Te tostarás y harás deporte a la vez. En caso de emergencia, tira de autobronceador. No es lo mismo, pero da el pego y no envejece.
2.- Mal de muchos…: Consuelo de ´loosers´. Pero lo cierto es que ayuda. Mirar a tu alrededor y descubrir que todo el mundo está igual de blanco, igual de… fuera de juego resulta reconfortante. Respira y relájate.
3.- Cuerpos serranos: Por primera vez y para siempre, aprovecha el inicio de temporada para aprender a gustarte. Olvida los anodinos cuerpos perfectos de las revistas. No te compares. Sácate partido. Mólate. Con realismo.
Ese realismo que te llevará a empezar a sacar más partido a tus curvas. O a tu falta de ellas. Guarda el pareo y no te avergüences de la celulitis, ni de las estrías. Ni de tu pecho caído por amamantar a tus hijos. Luce sin prejuicios esa tripilla cervecera, fruto de tantos buenos momentos. Y convéncete de una vez por todas del atractivo va mucho más allá de un ‘six pack’ perfecto.
4.- Plan de choque. Diseña tu operación puesta a punto desde el realismo. Sin metas imposibles, ni objetivos frustrantes. Y piensa que lo importante no es alcanzar un tipazo de portada, sino sentirnos mejor.