La comida, empaquetada.

No preparar la comida del día siguiente la noche anterior es un error que puede hacer no sólo que no adelgaces, sino que también sigas ganando peso.

Puedes ahorrarte la tentación de inflarte a calorías en el restaurante de turno preparándote un tupper con comida en casa.

Si se hace bien, las ensaladas son una muy buena opción gracias a que contienen mucha fibra y proteínas. Además sacian y mantienen tus niveles de azúcar en sangre a ralla.

Aún así, si quieres elegir otra opción, siempre estarás seguro de las calorías aproximadas que vas a meter en tu tupper, evitando así las sorpresas que te puedes llevar en tu restaurante favorito.

El desayuno, también preparado.

Después de preparar la comida la noche anterior, para ahorrar tiempo y optar por la mejor elección, también puedes hacer lo mismo con el desayuno.

Ya sabes que desayunar despierta y dispara tu metabolismo a la vez que te da energía para el resto del día. El problema es que nos gusta demasiado dormir y muchas veces sacrificamos esta comida del día por quedarnos entre las sábanas unos minutos más.

Pues si dejas todo preparado la noche anterior te ahorrarás mucho tiempo y estarás desayunando lo que debería ser. Puedes dejar hecho un smoothie con verduras y frutas (que se conserva muy bien en la nevera), o dejar la masa de unas tortitas de avena lista para echarlas a la sartén.

Así evitarás meter mano rápidamente a un tazón de cereales mientras te tomas el café a la vez que te pones la corbata.

Deja la ropa preparada.

Entrenar por la mañana es una opción muy buena para empezar con buen pie el día. El problema es que la pereza muchas veces nos puede.

Por ese motivo, deja la ropa para salir a correr en la mesilla, tus zapatillas a los pies de la cama, y tu reproductor de música a lado de tu almohada.

Así, cuando te despiertes no tendrás tiempo de echarte atrás y retrasar el entrenamiento a la tarde o incluso al día siguiente.

No destroces lo que has hecho durante el día.

Esto ya sería rizar un poco el rizo, pero, si has preparado tu desayuno, tu comida, y tu ropa del día siguiente, no sería correcto que lo estropearas cenando cualquier cosa.

Para eso también puedes anticiparte a la cena (valdría sólo con tenerla planificada). Deja preparadas las verduras troceadas para sólo tener que echarlas a la sartén, o deja la ensalada lista para aliñar cuando llegues de trabajar.

Al fin y al cabo, tendrías todas las comidas listas de un día para otro, lo que te ahorrará tiempo y algunos kilos de más.