"El verdadero síndrome del piramidal encuadra una compresión del nervio ciático que pasa bajo este músculo y en algunos casos lo atraviesa, y así puede sufrir irritación nerviosa por compresión muscular derivada frecuentemente de una contractura del piramidal", explica el doctor Ángel Villamor, traumatólogo y director de la clínica iQtraMedicina Avanzada de Madrid, que insiste con lógica en lo común que es que los deportistas lo sufran al trabajar más ese músculo que aquellos que llevan una vida sedentaria.

Los motivos pueden ser varios, pero el simple hecho de comenzar cualquier actividad deportiva sin un entrenamiento previo supone forzar la cadera y el músculo piramidal, situado en los glúteos, y por consiguiente provocar la consiguiente contractura.

Los deportistas más experimentados tampoco se libran, "los entrenamientos en superficies duras, deportes que requieren cambios de ritmo intensos, y las actividades con soporte de pesos importantes pueden generar esta lesión", avisa el doctor Villamor.

Un dolor en los glúteos nos dará la voz de alarma pero reconocerlo no siempre es tan sencillo, siendo confundido muy a menudo con ciática e incluso bursitis de cadera. En cualquier caso los síntomas iniciales son más o menos claros, tomen nota:

"Cuando se inicia una contractura del piramidal, generalmente aparece con el músculo en frío y se agrava cuando realizamos trabajos de ritmo o intervalo-training, así como ejercicios que aumentan la zancada; el paciente siente un dolor en el centro del glúteo, inicialmente leve, que se va acentuando de forma muy evidente como quemazón, y que finalmente obliga al paciente a parar la actividad e incluso a veces provoca un cojeo antiálgico que cesa tras unos minutos posteriores al cese de la actividad deportiva", describe el traumatólogo.

Solo un especialista podrá diagnosticar el tipo de lesión de manera rotunda, pero si tenemos sospechas debemos parar el ejercicio, caminar suavemente para rebajar la tensión muscular y estirar.

El médico de iQtra recomienda ponerse a continuación en manos especialistas que, tras una exploración clínica y una revisión ecoguiada de la zona, comenzará a tratar al paciente.

Lo habitual es arrancar con "estiramientos específicos de isquiotibiales, psoas, cuádriceps, abductores, aductores y rotadores de cadera, siendo importante la supervisión de un fisioterapeuta e incluso en ocasiones de osteópatas, cuya experiencia en deportistas les hace mucho más sensibles en la detección de dicho diagnóstico y su posterior tratamiento. Enseñamos al paciente las pautas a seguir y la importancia de hacerlo antes y después de la práctica deportiva", aconseja el facultativo.

En casos crónicos son necesarias las infiltraciones ecoguiadas en consulta o incluso cirugía de artroscopia de cadera, una técnica poco invasiva para alargar el músculo y así evitar la tensión.

La buena noticia es que habitualmente tiene muy buen pronóstico y estirando adecuadamente podemos resolver un dolor incómodo y fácil de prevenir.