Cada vez es más frecuente verlo: gente que se deja las tardes y litros de sudor en el gimnasio y se encuentra igual que estaba hace dos años, cuando comenzó a entrenar.
Corredores amigos de la teoría y los gadgets que progresaron el primer mes de entrenamiento, para quedarse estancados en los tiempos y en la forma física desde entonces, (sin que se noten cambios en la figura tampoco).
Amantes del fitness y de deportes técnicos, como la escalada, que siempre están empezando desde hace una década o más.
Por supuesto, no hay nada malo en dedicar el tiempo libre a hacer una actividad sin pretender mejorar en ella o manteniéndose en una meseta de forma no muy alta. ¿Para qué más? Hasta cierto punto, la mejora en deporte va de la mano de mejor salud y añade diversión y motivación a los deportes, pero no es imprescindible.
El problema surge cuando un corredor sueña con convertirse en Kilian Jornet o Martín Fiz, y en cambio cada vez el ritmo por kilómetro se aleja más de los cuatro minutos, por el lado malo, en las carreras. Y llega la obsesión, la pérdida de tiempo, y a la que se descuide uno el sobreentrenamiento.
Es inútil añadir kilómetros por añadirlos en los entrenamientos de fondo. No sólo porque correr más de la cuenta pueda engordar, o tener efectos no deseados sobre la salud, sino porque no lleva a nada.
Ni a ser más eficiente devorando kilómetros. Uno no va a correr mejor las cien millas de la cordillera más cercana a casa por entrenar despacio doscientos kilómetros a la semana, pero es un serio opositor a lesiones, desmotivación y al divorcio y perder todos los amigos.
Tampoco resulta una estrategia muy acertada añadir entrenamientos a los que ya se hacen. Si uno ya entrena corriendo seis veces por semana, y descubre que el entrenamiento cruzado le puede beneficiar, añadir dos días en la piscina y otro de ciclismo sin recortar un poco en series y tiradas largas puede que ya no sea tan buena idea.
Un entrenamiento de fuerza es la piedra fundacional de cualquier atleta de cualquier disciplina y parece de sentido común que el día en que uno se machaca con pesas o en el parque no va a poder mejorar los tiempos en todas y cada una de las diez series de 1.000 metros que tocan después.
Pero no debe ser tan evidente: será por el pensamiento positivo que dice que la voluntad puede con lo que se proponga, será por una motivación excesiva, pero nueve de cada diez corredores que empiecen entrenamientos de fuerza van a aprender de la manera más dura la importancia de recuperar y planificar los entrenamientos.
Claro, que en esto del fitness y el entrenamiento de fuerza es más frecuente quedarse corto que pasarse. Corredores y deportistas de montaña prefieren utilizar su tiempo en lo que les gusta, es decir, la misma práctica de su deporte, pero cuando se deciden a entrenar fuerza escogen una rutina que no requiera un esfuerzo fuera de la zona de comodidad, y se dedican a repetirla año tras año.
Aún puede ser peor: los que no hacen otro deporte que ir al gimnasio y pasan de máquina asistida a polea, con un rato en la cinta o la bicicleta estática (para ser justos, hacen una excepción con la extensión de tríceps y el curl de bíceps).
Podrán quejarse del tiempo y dinero gastados en gimnasio y los pocos resultados sobre la relación grasa-músculo, pero su estrategia es sólo ligeramente mejor que las de quienes van al gimnasio a echar la tarde hablando.
Mi grupo favorito en las estrategias que no funcionan es el amante de la moda, siempre a la última en ropa deportiva, zapatillas, actividades y todo lo que se escribe sobre entrenamiento y deporte.
Algunos añaden tantos ejercicios complementarios y de preparación a su deporte que cuando quieren entrenar para éste no les queda tiempo ni fuerza. Otros, los más, se apuntan a la última dieta y el último método rompedor y llenan, por ejemplo, los boxes de crossfit.
Darán de comer a los vendedores de ropa de marcar tipo y suplementos a la paleodieta una temporada y les funcionará hasta que la moda cambie o la motivación les falle, momento en que pasarán a engrosar cualquiera de los otros grupos o, por rebote el de los que entrenan con objetivos claros, entrenamientos efectivos y descansos suficientes y alejados de dietas de moda.
Con suerte puede que encuentren la manera de llegar a viejos haciendo algún deporte sin perder la motivación ni lesionarse.