En la Universidad de Quebec, Canadá, hace un tiempo alguien se hizo la misma pregunta y, como en cualquier buena universidad que se precie, decidieron montar un estudio empírico para averiguar la respuesta y resolver uno de los grandes misterios del universo, en algunos casos incluso mayor que el de las ondas gravitacionales.
Para tratar de conocer el número concreto, juntaron a 20 parejas heterosexuales de entre 18 y 35 años y les dijeron que se pusieran a tener relaciones sexuales: una por semana durante un mes.
Antes de esto, al comienzo del estudio, los participantes tuvieron que correr en una máquina de correr durante 5 minutos de calentamiento y 30 minutos continuados, con 0% de inclinación y al 65% de su umbral máximo de rendimiento.
Los participantes en el estudio llevaban consigo una pulsera fitness medidora de parámetros como el pulso, el ritmo (a la hora de correr) y, por supuesto, las calorías que, según el software del aparato, gastaban.
Y los resultados rompieron algunos esquemas. Si durante muchos años se dijo que practicar sexo podía ser un sustituto perfecto a hacer deporte, no es del todo cierto. Según los parámetros que registraron, un hombre quema 4,2 kilocalorías por minuto en pleno acto sexual, mientras que quema 9,2 kilocalorías por minuto mientras está en la máquina de correr a un ritmo moderado.
En el caso de la mujer, los datos varían pero la conclusión es la misma: queman 3,1 kilocalorías por minuto practicando sexo y 7,1 kilocalorías por minuto en la máquina de correr.
De este modo, la conclusión del estudio afirma que, efectivamente, el sexo puede considerarse potencialmente como un ejercicio significante, al provocar efectos similares que cuando estás corriendo en una máquina o por la calle.
¡Ah, por cierto! Todos los participantes indicaron en las encuestas que rellenaron que la actividad sexual resultaba más disfrutable y más apreciada que los 30 minutos de ejercicio en la máquina de correr. ¿Estás de acuerdo?