Pues debes saber que sí hay algunas situaciones en las que es mejor que te quedes en casita relajado, y cogiendo fuerzas para el día siguiente.

Tus músculos te duelen de verdad

Es normal sentir la musculatura dolorida después de una sesión de entrenamiento, pero si ese dolor perdura e incluso te limita durante el resto del día, tal vez te hayas pasado un poco de la raya. Las agujetas son pequeñas roturas de las fibras musculares, pero si te has excedido, esas roturas pueden convertirse en algo más grave. Y, piénsalo, si el músculo está roto y lo sigues forzando… ¿no crees que es mejor darle tregua y volver al gimnasio pasados unos días?

Acabas de ser mamá

Sí, el ejercicio es bueno antes del parto, y para recuperarte del mismo. Pero por muchas ganas que tengas de volver a levantar pesas o de meterte en tu clase favorita, debes dejar pasar un tiempo prudencial. Si acabas  de tener un bebé, los médicos no recomiendan hacer ejercicio hasta que pare el sangrado. En el caso de haber dado a luz con una cesárea, debes descansar seis semanas mínimo antes de volver al gimnasio. Si te esfuerzas demasiado durante ese periodo, corres el riesgo de ralentizar e incluso empeorar tu recuperación.

Has tenido un día de no parar

Si se te ha roto el coche y has tenido que llevar a los niños al cole andando para luego ir a trabajar, si en tu trabajo te ha tocado levantar cajas y estar casi las 8 horas de pie para volver andando a recoger a los niños y, finalmente a casa, no pasa nada si ese día te saltas tu entrenamiento. Piensa que tener una vida activa no implica necesariamente ir al gimnasio.

Si estás lesionado

Lógica aplastante que no afecta a más de uno (entre los cuales a veces me incluyo). Nuestra cabezonería muchas veces nos lleva a hacer locuras como entrenar con alguna lesión o dolor. En serio, si estás lesionado, tu cuerpo va a trabajar para recuperarlo y ponerlo a punto. Si te pones a entrenar, no le vas a dejar hacer su trabajo y al final en lugar de faltar un par de días al gimnasio, te quedarás en casa más de una semana.

Noche loca, prisa poca

Dormir ayuda a mejorar la memoria, la concentración, reduce el estrés, y mantiene tu peso equilibrado. Entrenar cuando estás cansado es hacer un llamamiento al desastre. Hacer ejercicio sin haber dormido y descansado aumenta el riesgo de lesión. Así que vete a casa, échate una buena siesta española, y vuelve, sino esa tarde, al día siguiente con fuerzas renovadas.

Realmente estás enfermo

Si de verdad estás enfermo (no me vale eso de: “esta mañana parece que me dolía un poco la cabeza”) entonces la mejor opción es recuperarte, y no en el gimnasio precisamente. Al igual que con las lesiones, tu cuerpo en ese momento tiene otra misión que es recuperarte y eliminar a los bichitos. Déjale hacer tranquilamente y vuelve a levantar pesas cuando ya estés recuperado.