Si te preguntasen: Cuando corriste tu maratón, ¿con qué situación te quedas? Hay momentos que han quedado grabados en tu cabeza, más allá de la lucha contigo mismo para lograr superar esos 42,195 km tan soñados. Entonces, si voy un poco más allá, la pregunta sería: ¿Qué situación embarazosa o graciosa no podrás olvidar de cuando corriste tu maratón?

Existen algunas realidades que muchas veces quedan guardadas en la mente del corredor y jamás son contadas, más allá de situaciones de este estilo: “Me empezó a doler…, me sentó mal el gel, el kilómetro 30 pudo conmigo…”

El sufrimiento en carrera parece que prima en la historia posteriormente contada por un maratoniano, pero os voy a contar alguna que otra situación con la que quizá, alguno se sienta identificado y no pueda evitar sacar una sonrisa de complicidad.

Las cinco historias que pasan en un maratón

1.- Pulsómetro OFF. Has planificado de principio a fin el maratón, por ritmos y tu pulsómetro va a ser tu mejor aliado en carrera.

En medio de la prueba escuchas un pitido, miras la pantalla de tu reloj y ésta te está diciendo: “Bye-bye, me quedé sin batería”. Nunca te has sentido más perdido y sin rumbo.

2.- Me estoy… Algo que te has tomado, ¿quizá el gel? Y te ha sentado… tu barriga empieza a avisarte de que SÍ o SÍ tienes que buscar una opción. El baño de un bar puede convertirse en uno de tus avituallamientos, porque en una situación de emergencia, no puedes luchar contra tu naturaleza.

Cuando los retortijones avisan, ya no hay vuelta atrás. (Sé de algunos que entraron en un Burger y salieron con una hamburguesa).

3.- ¡Oh dios! ¿Todos estos aplausos son para mí? Te los mereces, sabes que te los has ganado y no puedes evitar mostrar tu efusividad por todas las ovaciones de ese público tan entregado.

Sin embargo, te das cuenta de que esa animación y aplausos no iban para ti, sino para para ellos, los que ya te llevan una considerable ventaja de kilómetros. Bueno… tampoco viene mal un ‘chute’ de motivación cuando te queda todavía la mitad del recorrido, así que ¡te los quedas para ti también! Y por qué no, también te has unido a esas ovaciones a para animar a los que van ‘a tope’.

4.- Los geles y sus versiones. Dicen que tienes que prepararte a conciencia lo que vayas a tomar en carrera.

Si eres de geles o barritas, previamente ya lo habrás hecho. Mientras sacas tu gel en carrera, te das cuenta que otros se toman su tiempo en tomarse un señor bocata de jamón serrano (se trata de un caso totalmente real, vivido de primera mano. Lo cierto es que me sacó una sonrisa). ¿Cuántos bocatas de jamón se habrán zapado en las tiradas largas?

5.- Y los lloros… Hasta el corredor más duro puede romperse ante la presión. Las molestias o la emoción de terminar un maratón podrán sacarte esa lagrimita o muchas.

El maratón no solo es un viaje físico, sino también emocional. ¿Te suena esto? “¡Me pasaron tantas cosas durante el maratón!” Puede que la euforia de saber que la meta está cerca o la incapacidad de controlar las emociones, después todo lo que has vivido en carrera y durante toda tu preparación, te hagan estallar en un río de lágrimas. Tu cara es un poema, pero ¡lo hiciste!

En esos momentos duros, estas pequeñas situaciones aligeran los kilómetros, pues el objetivo es llegar a meta, pero el camino es muy especial y es algo que jamás se borra de la memoria, por muchas maratones que hayas hecho. ¿Me equivoco?