Un diagnóstico de diabetes puede caer como un jarro de agua fría, y más cuando solo tienes 10 años… te gustan los caramelos y el deporte. ¿Cómo seguir corriendo? Esto le pasó a la Ironwoman Bea García, que a sus 37 años es la única española diabética que ha disputado -y superado con éxito- la prueba de los “4Deserts”, considerada una de las pruebas más salvajes en ultradistancia. En 2013 y 2014 cruzó los desiertos del Atacama en Chile, el Gobi en China, el Sáhara en Jordania y el último desierto del mundo: la Antártida, donde llegó a alcanzar el segundo puesto en la categoría femenina. Donde otros veían una locura, ella solo veía sueños.

 

Cada prueba consta de 250 kilómetros a superar en una semana, con total autosuficiencia y temperaturas que van de bajo cero a 50 grados y 15 o 17 kilos a la espalda. Existe toda una colección de tips de expertos para prepararse: desde cómo organizar la mochila con comida y bebida con peso reducido, qué barritas y geles escoger, cómo no deshidratarse y correr abrigado pero contando con los cambios de temperatura bajo el sol. A todo esto hay que añadir las dosis de insulina y el cuidado de los pies, para evitar las peligrosas heridas en el caso de los diabéticos.

“El hecho de ser diabética en este tipo de pruebas te afecta, no a nivel de rendimiento, sino a nivel de logística. Son muchas cosas en las que has de ir pensando en esos kilómetros y kilómetros y día a día que un corredor normal no piensa”, cuenta Bea García, que sigue entrenando para sus próximos retos.

Correr con diabetes en ciudad

No es necesario ser deportista de élite ni elegir una ultramaratón para lanzarse a la aventura de correr con control de azúcar. Cualquier diabético puede pedir consejo a su médico y consultar a un dietista para adaptar sus necesidades nutricionales a un entrenamiento.

Habrá que medir los niveles de glucosa en sangre, identificar de un vistazo los hidratos de carbono de un menú, controlar la ingesta de líquidos, el nivel de hidratación y las necesidades particulares en los dependientes de insulina, pero con el asesoramiento adecuado todo es posible.

La dietista-nutricionista Natalia Nasarre explicaba recientemente en un post de Nutritional Coaching cómo se había preparado para la última Media Maratón de Barcelona. Una de las novedades en su entrenamiento sería la monitorización de la glucemia, que puede hacerse con el clásico pinchazo en el dedo o bien con un cómodo medidor de glucosa continuo, que fue el método elegido por esta corredora. “Este sistema consta de un sensor que va pegado a la piel y un lector, que con solo acercarlo al sensor te da tus niveles de glucemia aproximados”, explica Nasarre en su artículo.

Sus desayunos durante el entrenamiento constaban de una bebida de soja, pan integral con queso fresco y tomate, dos frutas en macedonia y un café, antes del ejercicio. A media mañana y después del ejercicio tomaba un batido de leche desnatada con un plátano triturado y un yogur proteico.

Para los días que entrenaba por la tarde, su merienda constaba de un plátano y un yogur natural con fruta desecada y cena de sopa con pasta, tortilla de espinacas con pan integral tostado y kéfir con pasas.

A las 4 y media de la mañana del día de la Media Maratón de Barcelona, cuenta Nasarre, se despertó para controlar que su nivel de glucemia estuviera bien. Todo perfecto. Dos horas después se levantó para desayunar con suficiente antelación, ya que la carrera comenzaba a las 8.45. Bebidas isotónicas, gel con agua, control de glucemia… y finalmente los aplausos ensordecedores antes de cruzar la meta. Un ejemplo de adrenalina runner que puede servir para inspirar a otros diabéticos que quieran empezar a correr.