"Es necesario tratar los pies después de todo el invierno, ya que al cambio de un calzado cerrado a uno abierto e ir el pie más desprotegido pueden aparecer diversas patologías", advierte el podólogo Angel de la Rubia, presidente de SEPOD.

Los calcetines quedan relegados y toca exponer directamente nuestros pies a la piel del nuevo calzado, con la consecuente aparición de rozaduras y lesiones incómodas. Antes de someterlos al cambio, es necesario que les demos un cuidado extra sobre todo en el "periodo de adaptación", con una mayor hidratación, una exfoliación a conciencia y una buena pedicura.

Las sandalias o zapatos descubiertos, junto a la falta de prevención, son los culpables de "queropatías como callosidades, durezas y una piel más reseca, especialmente en el talón que en ocasiones tiende a agrietarse, que son generadas por una menor contención del calzado de verano, así como por el cambio de temperatura. Por lo tanto es importante mantener una correcta hidratación de la piel", explica el especialista.

Y quien crea que una pedicura es únicamente cosa de mujeres y solo cuestión de estética está muy equivocado, pues como explica el experto es importante mantener unas uñas siempre bien cortadas, ya que con el cambio de calzado la uña tiende a encarnarse.

Uñas cuidadas, pies hidratados y cero sudor. Tomamos nota. Pero también es el momento de controlar la hiperhidrosis o exceso de sudoración, mediante polvos o sprays antisudor que además cumplan una función antifúngica para evitar hongos. Es imprescindible mantener el pie seco, así como el uso de sandalias siempre que acudamos a una piscina o espacio público donde el ambiente sea húmedo.

Las infecciones están a la orden del día, hay que ser precavidos y tratar nuestros pies como a cualquier otra parte del cuerpo. Si vamos a destaparlos no olviden que a ellos también les hacen daño los rayos ultravioleta y "en días de sol se recomienda usar protección solar para evitar quemaduras solares", aconseja De la Rubia.

Cambiamos botas por sandalias, cuero por chanclas de goma... ojo con nuestro zapatero. Los pies soportan todo el peso de nuestro cuerpo y no podemos maltratarlos.

"No es recomendable abusar del calzado plano, ya que el uso excesivo de sandalias incrementa lesiones de tipo biomecánico como fascitis plantar, esguinces de tobillo y tendinitis aquilea. En el caso de usar sandalias, que sean con una altura mayor en el talón y con la mejor sujeción posible, siento una buena opción las sandalias compatibles con plantillas en caso de prescripción por parte del podólogo", advierte el presidente de SEPO.

Hay que aprovechar ahora y pasar revista general a nuestros pies. Ellos te lo agradecerán.