Año nuevo, y entre tus nuevos propósitos, ponerte en forma, aquella que tuviste una vez, o quizás, antes de Navidad, antes de todas esas harinas refinadas y azúcares que te has metido para el cuerpo. Pero no pierdas la cabeza y no empieces de golpe a hacer ejercicio.

Lo mejor es que comiences poco a poco y que tu rutina diaria no cambie en exceso. ¿Y si vuelves del trabajo haciendo CACO, alternando el caminar con el correr?

Quizás te suene la palabra. Es muy usada. Ca-co, es decir, caminar-correr. Y volver a caminar para volver a correr. Es una forma de abordar el comienzo de una puesta a punto de alguien que quiere llegar a correr, o que simplemente quiere hacer ejercicio de forma saludable sin llegar a meterse en el mundillo del running.

Y es algo que hacen inteligentemente los niños pequeños. Corren, y cuando empiezan a cansarse, se ponen a caminar hasta que se ven recuperados para correr de nuevo.

Aunque pueda parecer extraño meterlo en tu día a día, quizás el mejor momento del día para hacerlo es a la vuelta del trabajo. Piénsalo, plantéatelo y si te apetece ponerte con ello, adelante. No tiene mucha historia. No obstante, aquí encontrarás una serie de consejos que han funcionado muy bien para aquellas personas que lo introdujeron en su rutina vespertina:

1.- Lo primero que debes hacer es llevar una mochila en la que puedas llevar calzado cómodo, a poder ser que permita un movimiento natural del pie. Unas zapatillas usadas que tengas es lo más aconsejable. Póntelas a la salida del trabajo.

2.- Si vuelves en autobús o en metro, empieza por bajarte una parada antes de la que te sueles bajar. Con el paso de los días deberías bajarte dos, tres o más paradas anteriores a la más cercana a tu casa. Si vas en coche, plantéate ir en transporte público. Siempre puedes elegir un par de días por semana para hacerlo

3.- Anda con rapidez los primeros días, y con el paso de los mismos, intercala momentos de trote, con ese paso ligero. Aunque lleves abrigo, puedes quitarte el jersey interior y meterlo en la mochila en la que llevas los zapatos que te has quitado antes de salir del trabajo, o atártelo a la cintura. Con una camiseta interior que recoja el posible sudor te bastará.

4.- Con el paso de las semanas tu forma mejorará y el tiempo mejorará, con lo que el abrigo se convertirá en cazadora, chaqueta o jersey. Y podrás andar y correr mejor.

5.- Cuando te toque correr y pases a caminar, no vuelvas a correr hasta que sientas que realmente te has recuperado del anterior intervalo de carrera.

Las personas que integran este tipo de ejercicio en sus vidas tienen más éxito a la hora de conseguir la forma que aquellas que deciden apuntarse a un gimnasio como propósito para el año nuevo. Al fin y al cabo lo del gimnasio es un cambio mucho más radical que comenzar a andar y correr poco a poco. Y lo cierto es que lo del gimnasio lo terminan abandonando muchas personas que lo de andar y correr.