El problema es que la sobreexposición al estrés puede provocar un riesgo para la salud como ansiedad, depresión, problemas de corazón, e incluso una mayor acumulación de grasa corporal. Veamos algunos consejos para pasar página y recuperar la tranquilidad.

Despiértate temprano

Puede parecer contraproducente que la privación de sueño evite el estrés, pero lo cierto es que desayunar tranquilamente antes de salir por la puerta, hace que estés más fresco y centrado para el resto del día. Piensa que la cafeína tarda unos 20 minutos en hacerte efecto. Durante ese tiempo piensa en los objetivos del día, o simplemente lee la prensa.

Crea un espacio relax

Los investigadores concluyen que los colores cálidos como el rojo te excitan, mientras que los fríos como el azul, verde o gris, te relajan. La teoría de usar la colorterapia dice que el color entra por tus ojos, que manda un mensaje a través del nervio óptico a la zona del cerebro que regula las emociones. Así que intenta pintar tu dormitorio de algún color que facilite la relajación a la hora de dormir.

Ordena tus cajones

Cuando estás hasta arriba de presión, un truco que, aunque parezca raro funciona, es ordenar los cajones, en especial ese que todo tenemos en la cocina (sí ese, el segundo) con varios utensilios de cocina que, muchas veces no sabemos ni para qué son. Resulta que poner en su sitio cada cosa da un sentido de orden a todo lo que te rodea. Dicen que una organización tangible, da una organización mental.

Visualiza tus pensamientos estresantes

Tu compañero de trabajo no te ha esperado a coger el autobús, tu pareja no ha sacado al perro a pasear, te has manchado de café la camisa con la que ibas a trabajar… Cualquiera quiere evitar un día así, ¿verdad?

Pues bien, si empiezas con mal pie, tal vez te venga bien un poco de meditación. Así es como funciona: Imagina que tus pensamientos son como nubes en el aire (como en los dibujos animados), y visualízalos frente a ti.

Cuando visualizas tus problemas como un objeto que simplemente viene y va, se vuelven menos importantes y menos poderosos emocionalmente.

Esos lindos gatitos

¿Cuántos de nosotros ha visto alguna vez un vídeo de un gatito? Pues está demostrado. Hay pocas cosas más relajantes que ver este tipo de vídeos. Esas pequeñas criaturitas activan una parte del cerebro que otorga tranquilidad y calma. Eso hará que tu estrés disminuya y que ese problema que llevas cargando durante el día, no se vea tan importante.

Da el do de pecho

La próxima vez que te sientas estresado, coge un micro (léase boli, grapadora, o bote de champú) y ponte a dar saltos mientras cantas el último éxito de Shakira (o cualquier otro, claro).

Las reverberaciones que produce el sonido en tu cuerpo hace que tu mente se relaje. Además cantar reduce los niveles de cortisol (la hormona del estrés), y de la presión arterial.

Respira profundamente

No pasa nada si estás en la oficina, supermercado, o cenando con tus suegros. Si el estrés te acecha, dedica un minuto a coger aire por la nariz hinchando la tripa. Respirar profundamente te da una sensación de calma gracias al oxígeno que estás repartiendo a tus células.

Este modo de respirar también ayuda a mejorar lo que se conoce como “respuesta de relajación”, que está conectada al sistema nervioso parasimpático, responsable en la calma y la relajación.