"Con la actividad física liberamos sustancias como dopamina, endorfinas o serotonina que regulan nuestro estado de ánimo, nuestros niveles de energía y nos hacen sentir mejor. Acostumbrar al cuerpo a una rutina de ejercicio y quitársela de repente puede hacernos ver esas vacaciones de verano no tan “soleadas” como nos gustaría”, indica la psicóloga Silvia Olmedo

Se muestra tajante y apunta claramente a las consecuencias directas: eliminar de golpe un ejercicio que ha estado en nuestra rutina diaria puede causar más estrés que el más intenso día de trabajo.

Necesitamos la fórmula perfecta que nos haga encontrar el equilibrio entre ocio y deporte allá donde vayamos. No es necesario apuntarse a un gimnasio desesperadamente ni buscar un entrenador personal para evitar decaer, la especialista recomienda que adaptemos nuestra rutina física al lugar en el que nos encontremos.

Hay que ver más allá, ser prácticos y "si la vida te da limones, haz limonada y si el verano te da la playa aprovecha todas las actividades posibles alrededor de la playa que te hagan disfrutar tus vacaciones más", nos anima Silvia Olmedo.

“No lo veas como una obligación sino como una forma de explorar en profundidad tu lugar de vacaciones, si hay deportes acuáticos aprovecha para aprender uno nuevo, si hay clases de baile, atrévete a aprender un nuevo ritmo", comenta.

Hay que buscar y saber encontrar las nuevas ventajas que se nos brindan y no dejar que la vuelta al trabajo o los estudios signifique "empezar de cero". Entre los beneficios está la posibilidad de sociabilizar en nuestros destinos vacacionales.

"El ejercicio puede ser la perfecta excusa para que se fortalezcan los lazos familiares y también te relaciones con gente nueva. Desde apuntarse a un equipo de fútbol, caminatas, hasta rutas en bicicleta", aconseja la psicóloga, que insiste en que cuando practicamos una actividad física en un entorno natural nos beneficiamos triplemente: "hacemos ejercicio físico, nos conectamos con el entorno y fortalecemos vínculos familiares y amistosos, ¿quién no recuerda esas charlas familiares mientras caminaban por la playa o la montaña?".

Es esencial no percibir el deporte como una obligación e introducirlo como una actividad apetecible de nuestras deseadas vacaciones estivales.

"Si percibimos el ejercicio como un sacrificio y no como como una diversión estamos condenados a dejarlo. Busca la actividad que se adapte a tu personalidad. De esa manera dejarlo será más un castigo que un alivio y encontrarás actividades parecidas que te den tanta gratificación como la que practicas el resto del año", explica.

Es importante no perder los progresos logrados, que tu cuerpo no note los estragos de un largo parón. Mantén un buen ritmo con alguna actividad que te motive y piensa en las agujetas que te ahorrarás en septiembre, seguro que así lo consigues, !no pares!.