Mejora física, musicalidad, trabajo en equipo, diversión o autoestima son algunos de los beneficios que pueden derivarse de la práctica del baile. Por todo ello, se ha convertido en una de las actividades preferidas por los alumnos de Victoria Cucarella. Desde la Asociación Implica, y con la ayuda de la escuela de baile Madrid 47, intentan acercar la danza a niños y jóvenes con trastornos de espectro autista o Síndrome de Asperger. Los talleres temáticos y las clases de coreografía les ayudan a desinhibirse, interactuar, moverse y compartir tiempo de ocio con otros jóvenes... Pero hay más:

Autoestima y bienestar
"Existe un beneficio emocional muy importante. Los jóvenes se ven capaces de cosas que no pensaban que podrían hacer. Esto favorece su autoestima, y el autoconcepto que tienen de ellos mismos", asegura Cucarella.

La educadora, que en su día padeció dislexia, déficit de atención y problemas motores, ha utilizado siempre el baile como un método de superación. También por este motivo intenta inculcarle esa afición a sus alumnos con necesidades especiales: "Se divierten experimentando con la música, bailando, e incluso cantando, lo que les genera una grata sensación de bienestar”. A esto hay que sumarle que bailando se segregan endorfinas y hormonas, que nos ayudan a sentirnos más felices.

Coordinación y memoria
Una de las profesoras al frente de los talleres de baile es Eva Salinas, quien nos cuenta que uno de los primeros propósitos de esta actividad es "desarrollar la psicomotricidad para mejorar la propiocepción de los chicos, o lo que es lo mismo, que controlen su cuerpo y sean más consciente de su posición en el espacio".

Para lograr ese objetivo, Salinas nos explica que utilizan músicas con bases muy marcadas y les ayudan a introducirse en el mundo del movimiento a través de la percusión corporal: "Con ello, desarrollan su sentido del tacto, la vista, el oído y mejoran su capacidad de retentiva y la memoria".

Asimismo, a nivel corporal los jóvenes mejoran su preparación física y coordinación: "Trabajan su sistema respiratorio, cardiorespiratorio y musculoesquéletico", asegura.

Los jóvenes de la Asociación Implica bailan en la escuela Madrid 47

Danza integradora
Además de los beneficios para el cuerpo y la mente, los talleres de baile satisfacen otro de los objetivos prioritarios de la educación especial: la normalización y la integración de los chicos. “Siempre invitamos a participar a amigos, primos y hermanos de nuestros alumnos en todas las actividades que desarrollamos y la respuesta suele ser muy buena. El último, entre alumnos de Implica, hermanos, amigos y primos congregó casi 40 niños y adolescentes”, nos cuenta Cucarella, "se lo pasaron genial, y lo hicieron fenomenal… nada más terminar preguntaron qué cuándo repetíamos".

Junto a todo ello, la interacción con otras personas, el respeto mutuo y colaboración son algunos de los valores extra de estos talleres, que promueven la plena integración de las personas con necesidades especiales a través del baile.