Si alguna vez os habéis planteado la posibilidad de aprender a bailar y la pereza, las dudas y la desidia han ganado la batalla, sabed que nunca es tarde si el baile el bueno.

Ahora que acaba de empezar el curso solemos plantearnos perder unos kilos, socializar más, hacer alguna actividad en nuestro tiempo libre y conocer gente nueva, pues llegados a ese punto lo mejor que podemos hacer para unificar tanto objetivo es aprender a bailar.

Bailando conseguiréis un “todo en uno” y os permitirá entrar en ese selecto club que integra la gente divertida y molona que disfruta moviendo el esqueleto.

Tomad nota y apuntad estos cinco rasgos comunes en la gente que baila que pueden cambiar y mejorar vuestra vida.

1. Extrovertidos

La gente que baila suele ser muy extrovertida. Y si no lo es cuando empieza a bailar, es una cualidad que se trabaja con el tiempo. En el ambiente de los ritmos latinos, los bailes de salón, el tango y el swing, tener que cambiar continuamente de pareja en la pista hace que haya que dejar de lado la timidez para atreverse a invitar a bailar a otras personas. Además, es habitual coincidir en el baile social con compañeros de las clases que comparten ratos de ocio. Es muy fácil hacer amigos y conocer gente nueva.

2. Sexis

Aprender a bailar nos puede dar una dosis extra de atractivo y sex-appeal. Dominar y mover nuestro cuerpo al compás de la música nos convierte en personas más atractivas y potencialmente más sexuales. Al estar acostumbrados al contacto cuerpo-cuerpo, hay menos tabúes a la hora de relacionarse y suele ser más sencillo ligar y entablar contacto con las personas que nos interesen.

3. Independientes

La gente que baila se convierte en independiente y autónoma. Cuando sabes bailar eres capaz de salir tú solo para practicar tu afición favorita. Aunque tus amigos no quieran acompañarte, siempre podrás encontrar gente en las salas que compartirá tu pasión y se convertirá de forma espontánea en compañera de noche y bailes.

4. Seguros de sí mismos

El baile es una actividad que nos da un mejor concepto de nosotros mismos. Nos ayuda a trabajar la autoestima y la seguridad y nos permite tomar las riendas y tener iniciativa. Cuando aprendes a bailar y empiezas a ver resultados, no sólo disfrutas más de la actividad sino que tu imagen de ti mismo se positiviza y te hace ser más optimista y proactivo.

5. Atrevidos

La gente que baile tiene un punto de locura sana que les hace pasar por alto cansancio, sueño, frío, calor o desmotivación y les hace capaces de todo para disfrutar bailando en cualquier situación. Los bailongos son capaces de trasnochar aunque trabajen al día siguiente, de hacerse cientos de kilómetros para disfrutar de una buena sesión de baile o de pasar las vacaciones en lugares donde puedan seguir compartiendo espacio con fanáticos del baile.