Si escuchas la palabra kizomba y sólo te suena a zumba, zambo o zombi, necesitas adentrarte un poco en el nuevo ritmo de moda. La kizomba es originaria de Cabo Verde y Angola, entró en Europa a través de Portugal y parece haber llegado para quedarse.Aunque está más vinculada con otros ritmos africanos como la semba, el kuduro, el zouk o el funaná, en España se ha popularizado en las salas de ritmos latinos, compitiendo ya en número de seguidores con la salsa o la bachata.La kizomba es una oda al cuerpo femenino, pues es el trasero de la mujer lo que más se luce al bailar. Te damos tres buenas razones para que te conviertas en una kizombera diez:
1. Sácale partido a tu trasero
Si hay una parte del cuerpo femenino que se luzca al bailar kizomba es, sin duda, el culo. Al contrario que la salsa o la bachata, en kizomba los movimientos de pelvis basculan hacia delante y hacia atrás, consiguiendo una rítmica ondulación que las kizomberas expertas combinan con círculos y sorprendentes cambios de ritmo.
Lograr un movimiento sensual y elegante ininterrumpido implica un gran trabajo de disociación y muchas horas de práctica, para ir dando flexibilidad a la zona lumbar de la columna vertebral. Incluso si eres de las que no se sienten especialmente orgullosas de su culo, la kizomba te hará darte cuenta de lo bonito y sensual que puede ser, más allá de su aspecto y su tamaño.
2. Da rienda suelta a tu lado más sexy
La kizomba se baila en pareja y el contacto entre el hombre y la mujer es máximo… sus movimientos son acompasados y ondulatorios, lo que convierte bailar kizomba en un acto casi erótico y de pura seducción. "El abrazo" kizombero, denominación de esa forma de acoplarse al bailar, es lo más importante para no perder el contacto y las indicaciones del hombre.
Bailar kizomba te obliga a rebuscar en tu femineidad para sacar tu lado sexy. Deja la timidez en casa y descubre tus nuevas armas de mujer.
3. La elegancia, herramienta infalible
En los bailes en pareja es el hombre el que propone el movimiento, pero siempre es la mujer la que dispone cómo lo ejecuta y la elegancia y sentido que imprime a cada paso. Bailando kizomba el contacto con el cuerpo del hombre es especialmente importante en el abdomen y las piernas, pues la pareja se mueve al unísono al compás de la música, y son esas zonas del cuerpo las que permiten a la mujer seguir las indicaciones.
A las que les guste llevar la iniciativa, pueden lucir estilo propio marcándose una buena tarraxhina (la forma más "hot" de kizomba), momento en el que nosotras podemos jugar libremente con nuestro repertorio de movimientos de cadera, pelvis y glúteos. Para las románticas empedernidas que elijan pareja, cierren los ojos y descubrirán que bailar una kizomba lenta puede convertirse en un momento mágico, a cualquier hora de día, en cualquier rincón del mundo.