Es italiano tiene 56 años y participa en el proyecto Pangea, patrocinado por la Expo de Milán, gracias al que pretende pedalear durante 26 meses acompañado de todo aquel que lo desee, ¿te apuntas?

El 1 de mayo desde Cabo de Buena Esperanza el veneciano Alessandro da Lio daba la primera pedalada de una aventura de 26 meses y 50.000 kilómetros. Desde el sur de África llegará hasta el Círculo Polar, pasando por lugares como Groenlandia, Alaska o la Tierra del Fuego. Una aventura sobre ruedas que concluirá en la Antártida en el otoño de 2017.

El objetivo del recorrido, patrocinado por la Expo de Milán, no es una competición, ni batir ningún récord, sino demostrar que se puede viajar respetando el medio ambiente: “El fin es mostrar la ecosostenibilidad, quiero dar testimonio de las condiciones de vida en los distintos rincones de la Tierra”, afirma Da Lio.

Alessandro da Lio (con gafas y casco) durante su viaje entre Venterstadt  y Trompsburg

Siguiendo los dictámenes de la Expo, uno de los obejtivos de Pangea está también relacionado con la alimentación y el aprovechamiento de los recursos del planeta. Así, durante el viaje no faltan reflexiones sobre la sostenibilidad alimentaria, el descubrimiento nuevos sabores y  de las variopintas cocinas étnicas.

Por raro que pueda parecer, el hombre que se enfrenta a semejante reto no es un ciclista profesional sino un extécnico de una central termoeléctrica veneciana, de 56 años, alto, de físico enjuto y con un poblado bigote. Tras 35 años trabajando en la central un día decidió ir en bicicleta de un lado al otro del mundo. Empezó su entrenamiento en los montes Dolomitas para después atravesar el desierto del Sahara, pedalear sobre la nieve y el hielo de río Yukon en Alaska y recorrer el desierto del Gobi en Mongolia. Una vez realizadas todas estas etapas se dio cuenta de que era el momento: “Estaba listo tanto a nivel físico como mental para dar la gran vuelta al mundo que he soñado desde que era un niño”.

Fue así como nació el proyecto “Pangea, cycling on life’s origin”, con el que se hace alusión a ese supercontinente que agrupaba la mayor parte de las tierras emergidas y con el también que se persigue reflexionar sobre los orígenes de la vida.

Para llevar a cabo la vuelta al mundo, Da Lio cuenta con una bicicleta con carro y un trike.  Sobre este último el italiano afirma: “Para mí el gran desafío ha sido construir un medio cuyo peso se mantenga dentro de unos límites y que se pueda adaptar a condiciones y situaciones que por el momento no conocemos del todo pero que garanticen seguridad y estabilidad durante el viaje”.

Y como si de un Forrest Gamp se tratara, el italiano invita a unirse a él durante las etapas: “No se trata de un desafío deportivo, estoy abierto a pedalear con cualquiera que lo desee durante este viaje”. Si estás interesado en participar, puedes contactar con la organización en cyclingpangea.com. Si lo que prefieres es seguir las etapas que va realizando Alessio, lo puedes hacer a través de la propia página que ofrece un mapa que se va actualizando a diario.

De momento, Alessio ya ha encontrado una compañera para su viaje: Elena Tomasi. Una alegre cincuentona milanesa que desde hace 10 años es aficionada a la bicicleta. En julio, esta mujer se unirá a Da Lio en Zambia y está previsto que junto recorran 2000 km hasta llegar a Tanzania.