Las diferencias del motor de un profesional y las de un cicloturista son muy claras. Sin embargo, independientemente de la cilindrada, los profesionales tienen que plantear una temporada al igual que debes hacerlo tú.
Con sus correspondientes periodos (base y específico) y respetando las mismas leyes del entrenamiento que debes respetar en tu caso. Evidentemente, soportan mucha más carga de trabajo, porque su organismo está preparado para ello y no olvides que ellos pueden descansar y no les espera una jornada laboral de trabajo.
Ellos no están exentos de realizar una concienzuda base, por ejemplo. Contador no se cansa de repetir que la principal causa de su mal rendimiento en la pasada temporada se debe a no haber realizado una base en condiciones debido a sus compromisos con los patrocinadores. Sin ningún lugar a dudas, la base marca el resto del año. Algo que el ciclista popular no suele tener en cuenta.
Al finalizar la temporada, un profesional tiene tres o cuatro semanas de vacaciones dependiendo de cuál haya sido su calendario competitivo. Al iniciar los entrenamientos suelen hacer dos meses de base a diferencia de un cicloturista que debe hacer tres.
Ellos poseen unas adaptaciones cardiovasculares consolidadas debido a sus excepcionales aptitudes y a los kilómetros sumados a lo largo de su carrera deportiva, que les permiten poder sumar en estos dos meses un importante volumen de horas.
Suele hacerse una concentración de inicio de temporada en donde se realizan las pruebas de laboratorio y test de campo correspondientes y con los cuáles sacan las zonas de potencia con las que van a tener que entrenar.
Actualmente, los profesionales utilizan como referencia para entrenar los vatios, especialmente válidos cuando deban entrenar la calidad.
El primer mes de base no suele ser especialmente destacable ni por el volumen ni por la intensidad, ya que ésta se mantiene a niveles regenerativos y de resistencia aeróbica.
En el segundo mes de base, sí que sube mucho la carga de entrenamiento debido a un importante aumento de horas, pudiendo llegar a realizar alguna semana en torno a las veinticinco horas de rodaje y en donde comienza a introducirse algo más de intensidad sin ser nada excepcional
Y al final de la base pueden participar en alguna competición menor para ir adquiriendo algo de chispa, antes de comenzar con la calidad.
No hay que olvidar que el gimnasio forma una parte importante de la preparación durante estas semanas. Alguno de estos días, pueden doblar yendo al gimnasio y posteriormente a rodar con agilidad por espacio de una hora y media o dos.
Cuando comienzan la calidad, soportan importantes cargas de trabajo en donde pueden compaginar días con rodajes de cinco y seis horas para mantener el fondo y días de series e intervalos con mucha intensidad.
La asimilación del entrenamiento es muy importante por lo que se incluyen semanas con poco volumen y poca intensidad. En este periodo también se incluyen competiciones con carácter preparatorio para provocar mayor supercompensación.
Luego, en función de calendarios, se programarán los distintos picos de forma. El entrenamiento adecuado, descanso y alimentación equilibrada son la clave (y el secreto).