¿A quién no le han robado alguna vez una bicicleta? A la que firma estas líneas os aseguro que sí, a plena luz del día y en una calle céntrica. Y con su candado bien puesto, no os penséis que soy una monguer que deja su bici a merced de los amigos de lo ajeno.

Era una plegable, de esas que no pesan, muy urbana y con la que me recorría la ciudad. Hasta que alguien decidió recorrerla en ella por mí y sin mi consentimiento. El caso es que hasta la aparqué sin sillín para disuadir a posibles ladrones, algo que por lo visto no fue suficiente y me abstengo de hacer más comentarios al respecto…

La sensación que me invadió, además de un cabreo importante, fue la de impotencia. ¡Si llevaba un buen candado puesto! ¿Qué más debí hacer? ¿Anudar la bici a un árbol? Porque el árbol no se lo van a llevar, ¿no?

Ahora, tiempo después de que me robaron esa bici tan mona y que tuve que sustituir por otra a golpe de cartera, claro -que una no comparte eso del ojo por ojo- me encuentro con que la idea de anudar la bici al árbol no era tan descabellada. Y ya le han puesto nombre: Yerka.

El proyecto consiste en una bici modular que la convierte en el propio candado. El cuadro de la bici se modifica y se cierra con el sillín, por lo que da la sensación de que la bici esté anudada al árbol, farola o lugar donde quieras estacionarla. La única forma de robarla es destruyéndola por lo que el robo en sí carecería ya de sentido pues deja la bici imposible de utilizar. Lo que no explican sus creadores y que queda un poco en el aire es el mecanismo de bloqueo del cuadro de la bici para que sea imposible de robar, como ellos mismos aseguran.

"Somos 3 alumnos de Ingeniería, que siendo víctimas del robo de nuestras bicicletas, decidimos desarrollar una tecnología que lo impidiera. Actualmente nos encontramos desarrollando este proyecto, el cual creemos será una ayuda para todos los amantes de las bicicletas", explican los creadores de esta bici desde su página web.

Sin duda, una bici imposible de robar es un buen reclamo para aquellos que quieren adoptarla como medio de transporte habitual pero tienen miedo de los robos, especialmente en ciudades más grandes. No sabemos si Yerka promete seguridad al 100 % -algo que parece complicado- pero al menos se aproxima mucho a la intención de disuadir a los ladrones de bicicletas.

Aunque la idea parece buena a estos chicos aún les queda trabajo por delante ya que están en fase de financiación del proyecto. El precio de la bicicleta tampoco está muy definido por el momento, pero podría estar entre los 300 y los 800.