Algo tan simple como conocer lo que van consumiendo tus músculos cuando pedaleas puede serte de gran utilidad para saber si al llegar a casa tienes que comer más o menos carbohidratos, si vas por el buen camino para quitarte esos kilos que te sobran o si tienes que aportar “gasolina” antes o después durante la salida.

Los músculos en función de la frecuencia cardiaca que lleves (de ahí la importancia de utilizar pulsómetro) van a utilizar para contraer sus fibras: ácidos grasos, glucosa o fosfato de creatina.

No nos debemos olvidar del lactato que es producto que se deriva de la utilización de la glucosa por parte de la célula muscular, en este caso. Para especificar qué combustible utilizas en cada momento, recordaremos las distintas zonas de entrenamiento:

Zona regenerativa o de recuperación: En esta zona se consumen sólo ácidos grasos.

Zona de resistencia aeróbica extensiva: Aquí se va a comenzar a utilizar glucosa sin dejar de utilizar ácidos grasos. Conforme te vayas acercando a la siguiente zona va a ser mucho mayor la proporción de glucosa que de ácidos grasos.

Zona de resistencia aeróbica intensiva: Aquí podría decirse que la totalidad del combustible que utilizas es glucosa y comienza a ser “preocupante” la cantidad de lactato que se genera. Aunque todavía se recicla sin problemas.

Zona de umbral anaeróbico: Totalidad de glucosa y gran generación de lactato que se acumula porque no se puede reciclar al mismo tiempo que se produce. Comentaba que no debíamos olvidarnos del lactato. Y es porque el 30% de la glucosa que se utiliza durante el ejercicio proviene de él. Puede ser reciclado a glucosa a través del hígado o directamente ser consumido por otros músculos.

Zona máxima: En esta zona vas a poder aguantar quince o veinte segundos. Los necesarios para que se agoten las reservas de fosfato de creatina y que es la sustancia utilizada en los sprint, por ejemplo.

A los pocos minutos se vuelven a recargar los depósitos de fosfato de creatina. De lo contrario, un mismo corredor, por ejemplo, no podría disputar en una misma etapa una meta volante y el sprint en el final de etapa. En esta zona no existe generación de lactato al no utilizarse glucosa.

Ciclista en bici

Salvedades a pesar de la intensidad

Tenemos la salvedad de que los primeros veinte o treinta minutos de ejercicio, aunque vayas de paseo, los músculos van a utilizar glucosa. Es el tiempo que necesita el sistema cardiovascular hasta que vasodilate a nivel del tronco inferior con intención de permitir el paso de gran cantidad de sangre que lleva oxígeno y alimento. Por lo que hasta que ello ocurre, sino hay oxígeno el trabajo es anaeróbico.

Otra circunstancia que puede acrecentar la utilización de glucosa es cuando pedaleas ejerciendo mucha fuerza sobre los pedales como ocurre al subir un puerto o una pendiente pronunciada.

También al realizar un demarraje en seco. En estas situaciones de fuerte tensión muscular, trabajan las fibras blancas o rápidas. Estas son predominantemente anaeróbicas por lo que utilizan casi en exclusividad glucosa.

No olvides que depósitos de grasas tenemos suficientes para realizar una salida de varias horas de duración siempre y cuando la intensidad sea la apropiada.

Y que la glucosa se almacena en tus músculos e hígado en forma de glucógeno. Estos depósitos son limitados por lo que una vez agotados sino aportas la glucosa necesaria y sigues intentando imprimir velocidad terminarás con una buena pájara.