Vas al gimnasio al menos tres veces a la semana, mantienes una dieta equilibrada y tratas de salir a caminar cada día. O todo lo contrario, comes lo que quieres, no haces nada de deporte y te mueves en coche a todas partes.
No importa tanto lo que hagas en tu tiempo libre. Nuestro estilo de vida afecta claramente a nuestra forma física, y dado que pasamos más de la mitad del día en el trabajo, no te resultará sorprendente saber que el que verdaderamente determina el estado de tu cintura es tu puesto de trabajo.
Hay una relación directa entre a qué nos dediquemos profesionalmente y nuestro peso, y no tiene que ver precisamente con que nos pasemos ocho horas sentados o de pie.
Al menos así lo ha demostrado una reciente investigación realizada en Australia, según la cual las personas cuyo trabajo requiere la toma de decisiones constante están en mayor riesgo de tener una cintura algo más gruesa en comparación con aquellos que varían regularmente sus tareas y ocupan puestos más creativos, quienes tenían un menor índice de masa corporal y menos grasa en el vientre.
En la variedad está la clave
Para llegar a estas conclusiones, investigadores de la Universidad de Adelaida, la Universidad Central de Queensland y la Universidad de Australia del Sur, analizaron los datos de 450 participantes de mediana edad que trabajaban en dos puestos distintos diferenciándolos por los colores del cuello de su camisa: los de color azul y los que vestían con cuello blanco.
Junto con los datos referentes a su salud (sexo, edad, altura, peso y circunferencia de la cintura), tuvieron en cuenta su dieta habitual y estilo de vida, pero además se le pidió a los participantes que proporcionasen información sobre las cualidades psicosociales de su trabajo como su retribución, horas de la jornada o el sector de actividad, entre otras.
Los resultados están claros: las personas que trabajan en una profesión especializada corren menos riesgo de sufrir obesidad, mientras que los puestos de mando en los que los trabajadores experimentan mucho estrés, las personas terminan comiendo más y, en consecuencia, aumentan de peso en una proporción mucho más notable que los anteriores.
Los autores del estudio creen que una de las posibles razones que explican esta relación entre la autoridad y el sobrepeso, podría explicarse en que en los trabajos más creativos influyen otros factores como el desarrollo de nuevas habilidades, la variedad de las tareas, la imaginación así como el aprendizaje constante.
No es el sedentarismo
“Muchas personas creen que comer demasiado y no moverse lo suficiente son los responsables de la obesidad. Si bien esto podría explicar por qué se da el aumento de peso, no se tienen en cuenta otros factores como los ambientales, los psicológicos, los sociales o los culturales que sí pueden explicar por qué surge la obesidad”, explicaba Christopher Bean, autor principal del estudio.
La conclusión general del estudio, publicado en la revista Social Science and Medicine, sugiere que la naturaleza de los empleos de las personas y la responsabilidad que requieren los mismos tiene diferentes efectos sobre su peso.
Según los científicos, los trabajos relacionados con la libertad creativa que requieren de una formación y habilidades especiales ayudan a bajar de peso, mientras que los basados en la toma de decisiones pueden suponer una amenaza para su cintura.
Y no son los primeros que hacen estas afirmaciones. Otro estudio elaborado en la Universidad de Minnesota y publicado recientemente en la revista Journal of Epidemiology and Community Health, demostró que un ambiente de trabajo saludable permite que los empleados tengan muchos menos problemas con la báscula y con su salud en general.
La investigación reveló que los índices de sobrepeso y obesidad se situaban hasta siete puntos por debajo (17 frente a 24) en los empleados de empresas donde se cuidaban determinados aspectos psicosociales y alimenticios.
“Yo misma he visto cómo el entorno de mis lugares de trabajo ha influido en mis hábitos de vida, tanto en los alimenticios como en la actividad física que realizaba”, reconocía Allison Watts, autora principal del estudio.