El estrés se ha convertido en una epidemia nacional, tanto como cualquier otra enfermedad. Y la tendencia del ser humano es evitarla y encontrar un estado de bienestar.

Pero ten cuidado, no todas las prácticas relajantes son igual de saludables. Es más, es probable que incluso te estén produciendo el efecto contrario.

Demasiado entrenamiento

Debes de vivir en una cueva si no has oído que el entrenamiento es un pilar esencial en el cuidado de tu salud. Para muchos de nosotros, el ejercicio influye en la decisión de dónde te gasta tu dinero, cómo desempeñas tus actividades sociales, e incluso a la hora de comprar ropa.

Pero como todo, los excesos nunca son buenos. Y cuando es así, la solución se convierte en un problema.

Una norma general, es dedicar media hora de cardio, de 3 a 6 días a la semana. Si semanalmente estás entrenando menos de 10 horas, entonces no debería preocuparte.

Aún así, si tus sesiones de entrenamiento interfieren en otras áreas importantes de tu vida, como dormir, o mejorar la calidad de la relación con tu pareja, entonces tal vez tengas un problema.

Conozco gente que duerme 5 horas, simplemente por poder entrenar antes de irse a trabajar.

El vino no siempre es salud

Acabar con el estrés con una botella de vino puede tener resultados temporales, pero al final acabarás más estresado cuando se pasa su efecto, creando un círculo vicioso.

Muchos estudios han demostrado que el consumo moderado de alcohol (hablamos de una o dos copas de vino al día), es beneficioso cuando se combina con una interacción social. Es decir, que es mejor tomarse una copa de vino con los amigos, que hacerlo tirado en el sofá (que tampoco digo que sea malo, ojo).

Una buena manera para saber si el vino se está convirtiendo en tu enemigo, es preguntarte a ti mismo si de verdad necesitas otra copa para relajarte.

Ir de tiendas hasta la extenuación

No hay nada de malo en ir de compras para desconectar del trabajo, por ejemplo. Pero cuando tu visita al centro comercial se convierte en un “must” cada vez que estás estresado/a, entonces sí que puede ser un problema.

Ir de compras puede darte un chute rápido y puede distraerte de otras cosas, pero a la larga genera más problemas y añade más estrés aún. Si te encuentras yendo de compras más de 6 veces al año como excusa al estrés, deberías considerar que tal vez tengas un problema.

Comerte tus sentimientos

Muchas personas se consuelan como lo hacen con los niños. Es decir, el niño se pone a llorar, y a continuación le damos una galleta para que se tranquilice.

Pues con los adultos pasa lo mismo. ¿O cuántas veces no hemos visto en las películas, a la actriz o actor de turno metiéndose entre pecho y espalda un tarro de 1 litro de helado de chocolate porque su pareja le ha dejado?