“El mito de que el agua del mar puede ser curativa es totalmente falso, no hay ningún estudio científico que avale ninguna propiedad curativa al agua del mar por sí misma. Y en contra de la creencia popular, el agua del mar tampoco esteriliza. La OMS advierte que el agua de mar puede tener bacterias, protozoos y virus en altas concentraciones, por lo que los pacientes con heridas profundas o quemaduras de la piel tienen que tener mucho cuidado con el agua de mar, sobre todo, si están inmunodeprimidos o con enfermedades hepáticas”, advierte la Dra. Ana Álvarez-Viéitez, dermatóloga del Hospital Nuestra Señora del Rosario.

Ojo entonces con los largos baños veraniegos si hemos sufrido algún tipo de quemaduras o heridas. Curar no cura, aunque sí tiene su lado positivo. La experta reconoce que aguas de mar con alta concentración en yodo o magnesio “pueden tener un cierto efecto beneficioso sobre pieles con problemas de dermatitis, pues tienen cierta acción anti-inflamatoria sobre este tipo de pieles que presentan procesos inflamatorios en la piel”.

Muchas veces en los “poderes curativos” del mar existe un componente psicológico, ya que lo relacionamos con que se disfruta en periodo vacacional y con buen tiempo, circunstancias muy relajantes que mejoran el nivel de estrés y que sí está directamente relacionado con una respuesta favorable del sistema inmune, explica la doctora.

La realidad exige precaución. Son muchos los que entran en quirófano en plenas vacaciones, runners o deportistas aficionados aprovechan el parón en sus entrenamientos y tener mayor tiempo libre para poner solución a dolores que van a poder reposar. Sin embargo, en ocasiones, este tiempo de recuperación no es del todo compatible con nuestras costumbres en vacaciones. El tipo de herida será determinante para saber si debemos darnos ese baño o pasar un verano en secano.

De ninguna manera es recomendable mojar heridas abiertas, entendiendo como tales las que suponen una pérdida total de la epidermis y parte de la dermis superficial. Las simples escoriaciones o heridas superficiales no suponen un problema para el baño en el mar”, explica la dermatóloga.

Las quemaduras, sean solares o no, dependerán del grado de afectación, de si son superficiales o más profundas. En este último caso no se deben exponer a largos baños ni tampoco al sol para evitar una hiperpigmentación residual de la herida.

Es igualmente importante mantenerlas siempre bien secas después de la inmersión, no dejarlas bajo un bañador o apósito húmedo que puedan suponer un peligro de infección.

Parece que el mar no cura como dicen, desmontamos el mito, pero, ¿y el agua de la piscina?

“Aunque el agua de las piscinas esté clorada y éste sea un antiséptico que elimina bacterias, esto no ocurre de forma inmediata y algunas bacterias pueden ser resistentes, por lo que no es bueno bañarse en piscinas con heridas abiertas por beneficio personal y de los demás bañistas. Además si está tratada con cloro, tiene otro riesgo para la piel, pues puede estar mal diluido e irritar y quemar dicha piel”, advierte la dermatóloga.

En caso de no resistirnos, se recomiendan piscinas tratadas con sal, que resultan menos agresivas. En cualquier caso, si queremos baños felices mejor dejamos curar antes nuestras heridas.