Viendo uno de los últimos partidos de tenis del gran Rafa Nadal me pregunté, “¿cómo puede ser que sude tantísimo?”. El comentarista pareció leer mi mente y se apresuró a contestar: “Los deportistas como él están acostumbrados a sufrir con las altas temperaturas, los enfrentamientos de más de dos horas de duración, el sudor… Si no sudasen a chorros, su temperatura corporal se descompensaría”.

Tras esta mini explicación, caí en la cuenta de que cada vez que voy al gimnasio, siempre veo a una o dos personas que sudan ¿demasiado? Quiero decir, en comparación con el resto de la gente que estamos allí, aquellos están sudando la gota gorda. Además, suelo fijarme en que están realizando los mismos ejercicios que yo y con las mismas condiciones climáticas. Entonces, ¿son ellos los que sudan más o yo no sudo lo suficiente?

¿Qué es el sudor?

Vayamos por partes. Lo primero que debemos entender es qué son esas pequeñas gotas con las que convivimos en algunas ocasiones. Médicamente hablando, el sudor es un líquido transparente que segregan las glándulas sudoríparas y que aparece como resultado de una actividad física como puede ser el ejercicio, una respuesta emocional (miedo, vergüenza, pánico), una temperatura ambiental alta o como síntoma de una enfermedad subyacente.

Esta transpiración favorece la termorregulación y nos permite mantener constante nuestra temperatura corporal a 37ºC. Cuando el cuerpo necesita liberar calor es cuando se produce el sudor y la piel se refresca por medio de la evaporación. Hasta aquí todo claro, pero ¿cómo saber si no estaremos sudando más de lo normal?

La hiperhidrosis, cuando sudamos por encima de nuestras posibilidades

En el momento en el que sufrimos una transpiración excesiva que se produce de forma espontánea, deberíamos prestar atención a nuestro cuerpo. Si nuestro sudor no se debe a las altas temperaturas, esfuerzos físicos o situaciones de tensión emocional, podríamos estar enfrentándonos a una hiperhidrosis o, hablando en plata, sudoración excesiva.

Se estima que esta patología afecta al 2% de la población de raza blanca (siendo las personas de origen asiático las que más la sufren) y aparece con mayor frecuencia en personas entre los 25 y los 64 años. Sin embargo, no te eches las manos a la cabeza todavía pensando que sufres hiperhidrosis. Hay cuatro niveles dependiendo de la afectación:

Grado I: La sudoración no impide la actividad normal y apenas se nota.

Grado II: La sudoración impide a veces la actividad normal, pero es tolerable.

Grado III: La sudoración impide, frecuentemente, la actividad normal y es raramente tolerable.

Grado IV: La sudoración interfiere continuamente en la actividad normal y no es tolerable.

Lo más normal es que experimentes este exceso de sudor en momentos en los que no deberías estar sudando. Sin embargo, el estar haciendo un esfuerzo físico y sudar más de la cuenta también es un síntoma del que deberías hacerte cargo. ¿Y por qué digo esto? Porque la hiperhidrosis es un trastorno relativamente normal, pero del que mucha gente se avergüenza y no busca la ayuda necesaria.

¿Qué tratamientos existen?

Aunque hay dos tipos de hiperhidrosis, la primaria (más localizada y de causa desconocida) y la secundaria (la que aparece como síntoma de enfermedades más importantes), nosotros vamos a centrarnos en la primera, que es la más común.

La hiperhidrosis primaria está relacionada con una hiperactividad del sistema simpático, suele presentarse en axilas, manos, pies y cara, y sus síntomas pueden dispararse con el consumo de bebidas con cafeína, nicotina, comidas con determinadas especias… ¿Qué hacer para frenarla?

Desde el Instituto Médico Láser ofrecen varias soluciones:

Infiltración de toxina botulínica

Muy eficaz para tratar los casos de sudoración excesiva en axilas, palmas de las manos y plantas de los pies. Lo que hace la toxina botulínica es bloquear la función de las glándulas sudoríparas y reducir así la producción de sudor.

Tratamientos médico-dermatológicos

Uso de clorato de aluminio o sustancias anticolinérgicas como la oxibutina, glicopirrolao como productos antitranspirantes. El inconveniente de estos es que pueden causar irritaciones y otros efectos secundarios.

Tratamientos quirúrgicos

Solo recomendados para casos graves, implican en su mayoría la eliminación de las glándulas sudoríparas o la inutilización de los ganglios torácicos principales de la cadena paravertebral.

Recuerda que lo importante en el caso de sufrir cual tipo de hiperhidrosis es buscar ayuda y no intentar ocultar el trastorno.