El 1 de enero hiciste una lista con tus nuevos propósitos para 2015: dejar de fumar, completar una colección, leer más, aprender inglés, ahorrar y… perder peso. Probablemente, tras el Blue Monday, ya dejaste de lado algunos y lo de adelgazar lo dejaste “para el lunes”.

Pues bien, ya ha llegado ese lunes, y es el momento de que cojas “el toro por los cuernos” y pongas remedio a esa masa abultada que te está creciendo debajo del pecho y que, ya casi, no te deja ver tus pies.

Hay algunos trucos, aunque no definitivos, que te pueden ayudar al menos a sentirte un poco mejor con el hecho de haber abandonado tus propósitos de bajar de peso. No son ciencia exacta, pero sí te vendrán bien para, al menos, no tener esa sensación de “hinchazón permanente”.

1.- Deja de tomar determinados alimentos: por lo general, en el día a día, picoteamos entre horas. Si nos visita el típico gusanillo en el estómago, vamos a la despensa, a la nevera o al armario del café de la oficina y comemos lo primero que haya.

En ese momento, en el que parece que se va a acabar el mundo si no ingieres algo, es cuando tienes que poner los cimientos para rebajar tu barriga. Olvídate de las patatas fritas, las pastitas, la bollería (y, si es industrial, con más razón), pepinillos, kikos, gusanitos y, en definitiva, todo lo que sabes que no te va a hacer bien.

En su lugar, te puedes llevar una pieza de fruta como una manzana, pera o plátano para tomar entre horas. Si abusas del café, el azúcar que te echas en él tampoco te conviene para cumplir tu objetivo.

2.- Muévete, aunque sea un poco: veamos, partes de cero, así que, por poco ejercicio que hagas, lo vas a notar. Prueba a subir y bajar las escaleras en lugar de coger el ascensor, da un paseo al día de media hora a buen ritmo (sí, no te engañes, tienes 30 minutos para dar un paseo), y, si no te quieres apuntar a un gimnasio, usa la calle para ponerte en forma.

Puedes salir a correr, poco a poco, sin forzar, y verás los múltiples beneficios que tiene quemar calorías a “toda velocidad”. Empieza por algo sencillo y suave y, si te ves bien, vete poniendo pequeñas metas para motivarte. Tu objetivo no es correr una maratón en un mes, recuérdalo y tenlo siempre presente.

3.- Y ahora, relájate: si ya has leído los anteriores puntos y piensas llevarlos a cabo, darte, en primer lugar, la enhorabuena. Un mayor desgaste físico unido a una alimentación más equilibrada te hará perder peso y sentirte mejor.

En segundo lugar, un último consejo: relájate. El estrés no es el mejor compañero de viaje para esta aventura. Un nivel elevado de estrés provoca una mayor producción de cortisol, una hormona que, a la sazón, es la culpable de esos antojos que te vienen entre horas y que son los que te traen por el camino de la perdición, así que relax.