No nos engañemos. De todos los deportes que se van poniendo de moda escucharás aquello de que es el más efectivo para mantenerte sano y en forma. Desde los rápidos como HIIT hasta el relajado e intenso yoga, acumulan los mejores beneficios para cualquiera. Sin embargo, lo cierto es que pocos como caminar son capaces de poner en marcha todos los músculos de nuestro cuerpo, activar nuestro cerebro y, además, ahorrarnos unos cuantos euros en cuotas de gimnasio.
Escoge un momento del día, mañana, tarde o noche; y cálzate las zapatillas de deporte para echar a andar al menos durante media hora. Si sigues este sencillo camino como mínimo un mes -ojo, fines de semana incluidos- y notarás los resultados.
Camino a la pérdida de peso, el bienestar mental y una salud de hierro
Si, amigos. Salir a caminar todos los días nos ayuda mantenernos en forma y perder peso. Claro que para que la quema de grasas sea efectiva no vale con darnos un paseo ligero después del trabajo. Los expertos insisten en que hay dos factores fundamentales para que el adelgazamiento sea efectivo: el número de pasos y el ritmo de caminata.
Tal y como estableció el National Center for Biotechnology Information, debemos dar un mínimo en 10.000 pasos al día. Una cifra redonda de la que depende la longitud de nuestra zancada. Suponiendo que la media sean unos 75 centímetros, estaremos recorriendo cerca de 8 kilómetros al día cuyos resultados en nuestro abdomen y glúteos se verán reflejados si mantenemos un ritmo moderado de entre 4,8 y 5,4 kilómetros por hora.
Sin prisa, pero sin pausa, echa la cuenta de que por cada 1.500 metros recorridos a esta velocidad puedes estar quemando unas 100 calorías y para perder peso deberías quemar al menos 600 calorías más de las que consumes al día, te toca dar un buen paseo. Pero no todo va a ser adelgazar. Las 10.000 zancadas al día durante un mes se traducen en interesantes beneficios para tu salud como estos que planteamos a continuación. Lo mejor: seguramente continúes haciéndolo durante muchos más días. Venga va, date un paseo.
Quita las ganas de picar entre horas: saliendo a caminar puedes acabar con el gran enemigo de tus michelines: esa manía tuya de comer cualquier cosa en cuanto se te antoja sin pensar en las consecuencias. Los expertos coinciden en señalar a las personas que salen a caminar habitualmente como los grandes vencedores en el control del apetito.
Al activar cuerpo y mente durante el entrenamiento y estando pendientes del número de pasos y la intensidad de los mismos se evita que la hormona del apetito, la leptina, haga de las suyas. Según un estudio de la Universidad de Exeter, un paseo reduce a la mitad las ganas de comer chocolate. Ahí es nada.
Dulces (y rápidos) sueños: fue en 2015 cuando una revisión de estudios publicada en la revista Journal Behavior Medicine señaló el ejercicio físico como el mejor ansiolítico y antidepresivo natural. Los investigadores concluyeron que ayuda a dormir más rápido, aumenta el tiempo de las fases más profundas del descanso y disminuye el número de despertares durante la noche.
Después de tu caminata, en la que habrás activado el metabolismo y aumentado tu temperatura corporal, ocurrirá el efecto inverso: disminuye la tasa metabólica y se pone a trabajar el sistema parasimpático bajando de nuevo la temperatura corporal y dejándonos listos para conciliar el sueño.
Dejas de ser una persona irritable: caminar reduce los niveles de estrés gracias a que aumenta la producción de endorfinas y dopamina. De estas depende precisamente que tu estado de ánimo sea más o menos irritable y que seas capaz de sentir placer… De ahí el siguiente punto.
Mejora tu vida sexual: como ocurría con la mejora en la calidad del sueño, el sexo y el ejercicio van de la mano. Salir a caminar que además va unido a despejar nuestra mente y mantenernos en forma, es la actividad ideal para no solo aumentar el deseo sexual sino disfrutar de encuentros mucho más satisfactorios.
Aumenta los niveles de vitamina D: la mejor forma de nutrir nuestro cuerpo de la vitamina que escasea en todos nosotros y que, entre otras cosas, nos hace estar cansados y aletargados todo el tiempo; es a través de la exposición al sol. Mantener los niveles de vitamina D adecuados no solo nos hará sentirnos despiertos y activos, además juega un papel esencial en la salud de nuestros huesos y sistema inmunológico.
Te ríes más: si ya lo advirtieron los expertos en la mencionada revisión de estudios: caminar es el mejor antidepresivo natural. Como decíamos, al dar unos cuantos pasos al día (procura que sean 10.000, haz el favor) se activan los niveles de endorfinas en sangre. La también conocida como hormona de la felicidad te va a hacer reír, y mucho, antes y después de tu paseo diario.