Vamos a ver algunos consejos para desengancharte de lo que se conoce como la droga del siglo XXI (un poco exagerado para mi gusto, pero bueno).

El problema es que cuanta más azúcar consumimos, más hambre tenemos después. Pero no es sólo eso, resulta que el azúcar refinado también acelera el proceso de envejecimiento de nuestras células.

Si crees que no puedes resistirte a un buen dulce, no te puedes perder estos consejos y estrategias que te harán continuar por el buen camino.

Elige con cabeza

Si estás pensando en pecar, debes saber que, al igual que la fruta y la verdura, también hay dulces de temporada.

Está claro que el chocolate puede comerlo a cualquier hora del año, pero lo correcto es elegir un postre de temporada como un helado en verano, o un pastel de calabaza cuando comienza el otoño.

Sólo debes recodar que, aunque estos postres tienen una fecha limitada, no debes ponerte hasta las trancas. Elige bien las porciones para no tener que lamentarte después.

Piensa en positivo

Según Kathie Dolgin, autora de “Sugar Savvy Solutions”, el poder de la palabra es más fuerte de lo que pensamos.

Si piensas que resistirte a la tentación del azúcar va a ser muy difícil, entonces lo será. Cambia esa vocecilla negativa y confía en ti mismo haciéndote no que lo puedes conseguir, sino que lo vas a conseguir.

No tener hambre es la clave

¿No quieres caer en la tentación que comerte toda la bolsa de chucherías que te has comprado para ir al cine? La solución es tomar una comida equilibrada cada cuatro horas.

La nutricionista Simone Gloger recomienda que estas comidas sean ricas en proteínas, ya que dos tentempiés proteicos al día te ayudarán a no tener hambre. Para ello puedes prepararte la noche anterior, algunas bolsitas para picar al día siguiente.

De este modo sabrás lo que comer entre comidas sin riesgo de caer en la tentación de ir a la máquina de los dulces.

Debes saber que el hambre puede ser otra cosa

Antes de que vayas a por un donut, piensa bien si lo necesitas o no. Mucha gente confunde la sed con el hambre. Parece una locura pero es cierto.

Esa sensación inevitable que te hace ir a comer algo de dulce, suele estar relacionado con la deshidratación. De ahí la importancia de beber agua a lo largo del día.

Si aún así el hambre no se va, entonces tómate un trozo de chocolate negro o un yogur con trocitos de chocolate o muesli.

No te fustigues

¿Lo has intentado pero has sucumbido a ese bollo que te miraba con ojitos de cordero? Bien, el “daño” ya está hecho. No te culpes demasiado por ello, perdónate y vuelve al camino que estás siguiendo.

Perdonar tanto a los demás como a uno mismo aumenta la autoestima y te da la misma dosis de endorfinas que pudiera darte el azúcar.

Trata de comer mejor en la próxima comida, con una buena carga de fibra como la de las frutas y verduras, y asegúrate de tomar también proteínas, que te van a saciar más que otra cosa.