La palabra atrona en nuestros cerebros mientras nos tostamos bajo el abrasador sol veraniego como si un jibarizado Georgie Dann se hubiera colado en nuestras cabezas: “El chiringuito, el chiringuito” (leáse con el tonillo correspondiente).

Y nosotros, seducidos por su canto de sirena, nos lanzamos de cabeza a la barra, siguiendo la estela del aroma a pescaítos. Porque nosotros lo valemos. Porque llevamos todo el año trabajando y nos lo merecemos.

No nos faltan argumentos para ponernos como el quico sin remordimientos sin darnos cuentas que esos instantes de placer en el chiringo serán nuestra cruz durante la temporada otoño-invierno. Así que si no quieres que se te aparezca Dann, en forma de flotador grasiento, cada vez que te mires en el espejo en septiembre, toma nota de los buenísimos consejos de Miriam Huerta, dietista-nutricionista de Clínica D-Médical.

1.- El verano es tiempo de helados y refrescos pero trata de calmar tu ansia de líquido y dulce, incorporando a tu dieta frutas de temporada ricas en agua. La sandía, el melón melocotón, albaricoques, ciruelas.

2.- Para combatir del calor, abónate a las ensaladas (verduras fresca) variadas y coloridas y la verdura en la comida y en la cena, Por su bajo contenido energético y su alto contenido en agua, en antioxidantes y nutrientes que protegen la piel de los rayos uva y del calor, serán nuestras grandes aliadas.

Es conveniente que se consuman verduras u hortalizas de varios colores: verde, rojo, amarillos, naranjas, porque cada uno aporta nutrientes distintos y muy necesarios  El gazpacho a base de tomate, pimiento, pepino y aceite de oliva es un buen aliado para refrescarse en los días calurosos.

3.- Si no te apetece cocinar. ¡Simplifica! ¿Qué te parece un plato con una base de patata cocida y acompañada por ricos ingredientes? La ensalada campera es un plato estrella en la época estival. Añádele huevo, pimiento rojo, pepinillos, un poco de vinagre y listo para comer.

4.- ¡Hidrátate! Es fundamental consumir de 1,5 a 2 litros de agua por día, en función de la masa corporal y del ejercicio que se haga o de lo que se sude. Y recuerda prestar atención a niños y mayores, ya que ellos apenas sienten sed.

5.- No te saltes ninguna comida para tomar más sol o por pereza. En la siguiente ingesta comerás con más ansiedad y más cantidad. Ya sabes, lo idea es hacer cinco comidas al día. Y, entre horas, la mejor opción es comer fruta fresca.

6.- Aunque te mueras por esos aperitivos en la playa, contrólate. Limita el consumo de alimentos ricos en grasa y azúcares como: carnes grasas, fritos, snacks, embutidos grasos, helados, dulces, comidas que contengan natas, etc.

7.- Ojo con esas deliciosas tostadas con tomate y los aliños de la ensalada. El aceite de oliva es un alimento muy español con muchas propiedades nutritivas pero con muchas kcal también.

8.- Utiliza preparaciones que no incorporen grasa a los alimentos como: cocción con agua, al vapor, horno, parrilla, etc…

9.- ¡Cuidado con el alcohol! Un gramo de alcohol tiene 7 Kcal, más que un gramos de hidrato de carbono o un gramos de proteína. Además el alcohol no tiene ningún nutriente. Son kcal vacías, que engordan y no alimentan.

10.- Y, como siempre, haz ejercicio moderado y constante. Mejor al aire libre, a primera o a última hora el día.